¿Trabajar por cuenta propia o ser asalariado? El sorprendente impacto de tu empleo en la salud del corazón

Archivo - Mujer trabajando, trabajadora. - ANDRESR/ ISTOCK - ARCHIVO

   MADRID, 4 (EUROPA PRESS)

   El entorno laboral puede influir en el desarrollo de factores de riesgo que pueden conducir a ataques cardíacos. De esto no hay duda. Nuevas investigaciones exploran cómo diferentes tipos de empleo afectan los factores de riesgo cardiovascular, revelando sorprendentes conexiones entre el trabajo, el género y la salud.

Lo que descubran podría cambiar la manera en que entendemos el equilibrio entre trabajo y bienestar. Pero por ahora, su mayor descubrimiento ha sido descubrir qué es peor para la salud: trabajar por cuenta propia o ser una asalariado y a quién afecta más, a hombres o a mujeres

El trabajo, publicado en 'BMC Public Health' por la Universidad de California en Los Ángeles (UCLA) de Estados Unidos, sugiere que las mujeres que trabajan por cuenta propia tienen menos factores de riesgo de enfermedad cardiovascular (ECV) en comparación con las mujeres que no trabajan por cuenta propia tal.

    Si bien los hallazgos también mostraron algunas asociaciones positivas entre los resultados de salud y el trabajo autónomo entre los hombres blancos, los investigadores encontraron que las mujeres tenían el perfil de riesgo de ECV más favorable asociado con el trabajo autónomo, posiblemente porque son más propensas que los hombres a experimentar estrés y demandas de tiempo relacionadas con el equilibrio de responsabilidades entre el trabajo y el hogar. Por el contrario, los hombres de color que trabajan por cuenta propia no experimentaron los mismos beneficios para la salud.

   El estudio es uno de los pocos que utiliza medidas obtenidas mediante análisis de laboratorio y medidas corporales, en lugar de basarse en medidas autoinformadas, para explorar la relación entre el trabajo por cuenta propia y los factores de riesgo de enfermedades cardíacas, según la autora principal, la doctora Kimberly Narain , profesora adjunta residente de Medicina en la división de medicina interna general e investigación de servicios de salud de la Facultad de Medicina David Geffen de la UCLA . También es el único estudio que considera las diferencias según el sexo y la pertenencia a minorías raciales o étnicas.

   "Existe una relación entre el trabajo por cuenta propia y los factores de riesgo de enfermedades cardíacas, y esta relación parece ser más fuerte en las mujeres que en los hombres", insiste Narain, quien también es directora de servicios de salud e investigación para la optimización de la salud en el Centro de Salud de la Mujer Iris-Cantor-UCLA.

"Es fundamental comprender mejor cómo el entorno laboral nos afecta para que podamos encontrar maneras de garantizar que todos tengan acceso a un entorno laboral saludable", señalan.

   Estudios previos han demostrado vínculos entre la estructura laboral y el riesgo de enfermedades cardiovasculares. Algunos han encontrado mejores resultados de salud en personas que ocupan puestos ejecutivos en comparación con quienes ocupan puestos administrativos, frecuentemente ocupados por mujeres y personas de color. Otros han encontrado vínculos entre el control laboral y los beneficios para la salud.

LOS ESTUDIOS NO SON TOTALMENTE FIABLES

Por ejemplo, los trabajos de alta tensión, con mayores exigencias psicológicas y menor autonomía, se han vinculado con la hipertensión y las enfermedades cardiovasculares. Pero muchos de esos estudios dependían en gran medida de medidas autoinformadas que no son totalmente fiables debido a factores como el sesgo de memoria.

   Para este estudio, los investigadores utilizaron datos de 19.400 adultos trabajadores de la Encuesta Nacional de Examen de Salud y Nutrición (NHANES). Analizaron la asociación entre el trabajo por cuenta propia y los factores de riesgo de ECV, como el colesterol alto, la hipertensión, la intolerancia a la glucosa, la obesidad, la mala alimentación, la inactividad física, el tabaquismo, el consumo excesivo de alcohol, la duración del sueño deficiente y la mala salud mental.

Exploraron estas cuestiones en función del sexo, la raza y la etnia, utilizando medidas biológicas y físicas que, en algunos contextos, son más fiables que las medidas autoinformadas.

   De esta forma, encontraron varias asociaciones negativas (es decir, tasas más bajas de factores de riesgo específicos de ECV) entre el trabajo por cuenta propia y los resultados de salud. Entre los hallazgos, destaca que entre las mujeres blancas el trabajo autónomo estaba vinculado a: disminución de 7,4 puntos porcentuales en la obesidad; disminución de 7,0 puntos porcentuales en la inactividad física; disminución de 9,4 puntos porcentuales en la duración del sueño deficiente.

   Por otra parte, entre las mujeres de color se relacionó con: disminución de 6,7 puntos porcentuales en la mala alimentación; disminución de 7,3 puntos porcentuales en la inactividad física; disminución de 8,1 puntos porcentuales en la duración del sueño deficiente

¿Y QUÉ PASA CON LOS HOMBRES?

   Asimismo, entre los hombres blancos, el trabajo por cuenta propia se asociaba con disminución de 6,5 puntos porcentuales en la mala alimentación; disminución de 5,7 puntos porcentuales en la hipertensión

   Los investigadores no encontraron los mismos beneficios entre los hombres autónomos pertenecientes a minorías, posiblemente porque generalmente trabajan en negocios con altas barreras de entrada y tasas de fracaso, y también pueden tener dificultades con un capital financiero menor y menos acceso a tutorías que podrían prepararlos mejor para mantener un negocio exitoso, escriben los investigadores.

   Debido a la naturaleza transversal del estudio, los investigadores no pueden establecer una relación causal a partir de sus hallazgos. Otras limitaciones del estudio incluyen la posibilidad de que características no medidas, como los rasgos de personalidad y los mecanismos de afrontamiento, puedan influir en la decisión de las personas de trabajar por cuenta propia y en el desarrollo de factores de riesgo de ECV.

Los investigadores tampoco pudieron distinguir entre las personas que optaron por el trabajo por cuenta propia y las que se vieron obligadas a hacerlo debido a la pérdida del empleo u otras circunstancias.