MADRID, 7 May. (EUROPA PRESS) -
Todos tenemos amigos que nos transmiten mucha positividad y, en especial cuando no pasamos por un buen momento, nos viene bien pasar un rato a su lado para que contagiarnos de ese buen estado de ánimo y sentirnos mejor. Y al contrario, también nos rodeamos de personas que continuamente están malhumoradas, tristes o apagadas y parecen transmitirnos ese pesimismo y malestar.
La psicoterapeuta Marisa Navarro distingue en su último libro 'La medicina emocional' entre las personas 'medicina', que son las que nos sientan bien, y las 'tóxicas', de las que es conveniente alejarse ya que "pueden llegar a influir, más de lo que pensamos, en la salud, causando dolores de cabeza, ansiedad, depresión, afectarnos al sueño y muchas otras dolencias que pueden derivarse en problemas más serios".
La clave de esta influencia, según esta experta, está en las llamadas neuronas espejo, que son aquellas que permiten la empatía y funcionan imitando emociones de otros que captan nuestra atención.
Entre las personas tóxicas están aquellas que siempre están culpabilizando o poniendo excusas, las que sólo hablan de cosas negativas, las envidiosas, las agresivas y manipuladoras, las que humillan, las que tratan de quedar por encima dejando mal a otros, o las que siempre se hacen las víctimas.
Y dada su influencia es preciso "estar siempre alerta para identificarlas", según explica Navarro, que nos da algunos síntomas clave para darnos cuenta de su presencia, como no poder comportarse con naturalidad, tener la sensación de estar interpretando un papel, encontrarse tensos en su presencia y aliviados ante su marcha.
Asimismo, con estas personas nos sentimos decaídos y entristecemos, nos da la sensación de quedamos sin energía y puede que sintamos desde la ansiedad y el dolor de cabeza hasta otros síntomas físicos, siendo los más frecuentes los digestivos, dermatológicos y musculares.
¿Y SI ESA TOXICIDAD ESTÁ CERCA?
"Este alivio que sentimos cuando nos alejamos de ellos, indica que debemos ser tajantes con estas personas tóxicas y alejarnos lo máximo posible", asegura esta experta, que reconoce que supone un problema cuando estas personas pertenecen a nuestro círculo más cercano, familia o trabajo.
En estos casos, Navarro recomienda que lo primero que se debe hacer es poner distancia mental, ya que no se puede poner distancia física. Además, es preferible intentar poco tiempo a su lado y establecer una especie de escudo protector frente a sus emociones negativas.
Una técnica que da muy buen resultado, según explica esta experta, es repetirnos interiormente "no me sienta bien", ya que así se ponen en marcha los mecanismos de rechazo necesarios para convencernos de la necesidad de poner distancia. Entre otros consejos también recomienda:
- Dar por hecho que no debemos intentar manejarlas para que cambien de forma de ser, pues esto es imposible y nos dejará agotados.
- Si sabemos que vamos a verlas, tener pensado de antemano lo que vamos a hablar con ellas, y mejor si buscamos temas banales y nada de conversaciones profundas, y si sabes que hay algún tema en el que esa persona se sienta a gusto, intenta hablar de eso y recuerda poner distancia en cuanto te sea posible.
- No te enfrentes a ellos, no discutas, respeta sus opiniones y no intentes que las cambien, sino solo expresa las tuyas, que pueden ser diferentes, pero sin enfrentamiento.
- Si notas que te presionan o comienzas a sentirte manipulado, utiliza la técnica del "disco rallado" que consiste en tener preparadas dos o tres frases, tales como "lo siento ahora estoy muy ocupado" o "en este momento me es imposible"... y ante sus presiones las repites una y otra vez, diciéndolas de formas diferentes para que no lo perciba, pero tienes que poner muy bien los límites.
- Toma conciencia que lo que estás haciendo es bueno para tu salud, y no permitas ni des opción a sentirte culpable por no querer compartir tu tiempo con ella, o no estar haciendo el caso que ella demanda.
- No informes demasiado de tu vida, y procura no preguntar demasiado sobre la vida del otro. La información que des puede después ser utilizada de forma inadecuada, por lo que cuidado con la información que compartes.
Pese a todo ello, esta experta admite que, pese a las influencias de otros, "al final somos nosotros los únicos responsables de nuestras emociones, porque podemos elegir poner distancia, física y mental, frente a los que nos influyen de manera negativa", de ahí que sea mejor "no responsabilizar a otros de cómo nos sentimos".