MADRID 25 Oct. (EUROPA PRESS) -
Actualmente, el uso medicinal de los cannabinoides, extraídos del cannabis, es un tema de debate en todo el mundo. En Suiza, cada vez más personas abogan por una mayor investigación sobre el cannabis. Hoy en día, se emplea el tetrahidrocannabinol (THC) en el campo médico para tratar ciertos tipos de dolor, calambres musculares, mareos y pérdida de apetito.
Sin embargo, es un narcótico ilegal y, en consecuencia, puede provocar efectos secundarios. El THC en su forma pura se aisló por primera vez del cannabis en 1964 por Raphael Mechoulam, del Instituto de Ciencia Weizmann en Israel. Hasta ahora, se pensaba que el cannabis era la única planta que produce THC.
Sin embargo, ya en 1994, el fitoquímico japonés Yoshinori Asakawa había descubierto una sustancia en la planta hepática 'Radula perrottetii', que estaba relacionada con el THC y había llamado a esta sustancia natural "perrottetinene". En este producto natural, los átomos individuales están unidos entre sí de una manera similar a la del THC, pero difieren en su estructura tridimensional y además exhiben un grupo bencilo adicional.
Hace unos años, Jürg Gertsch, del Instituto de Bioquímica y Medicina Molecular de la Universidad de Berna, en Suiza, descubrió que las hepáticas se estaban anunciando en Internet como "subidones legales". En ese momento, no se sabía nada sobre los efectos farmacológicos de esta sustancia. Junto con los químicos del equipo de Erick Carreira del Departamento de Química de ETH Zürich, el equipo de investigación de Gertsch en Berna comparó bioquímica y farmacológicamente con el THC y la perrottetinene.
Usando modelos animales, pudieron demostrar que la perrottetinene llega al cerebro con mucha facilidad y que, una vez allí, activa específicamente los receptores de cannabinoides. Incluso, demuestra un efecto antiinflamatorio más fuerte en el cerebro que el THC, algo que hace que la perrottetinene sea particularmente interesante cuando se considera su potencial aplicación médica. "Es sorprendente que solo dos especies de plantas, separadas por 300 millones de años de evolución, produzcan cannabinoides psicoactivos", dice Gertsch, cuyo trabajo se publica en la revista 'Science Advances'.
UNA SUSTANCIA MENOS PSICOACTIAVA QUE EL THC DE CANNABIS
Las dosis bajas de THC tienen un gran potencial terapéutico cuando se trata de tratar varias enfermedades crónicas. Sin embargo, hasta la fecha, el THC rara vez se utiliza terapéuticamente, ya que, en dosis más altas, la sustancia tiene un fuerte efecto psicoactivo y es un narcótico ilegal y, por lo tanto, controlado. Andrea Chicca, miembro del personal científico del grupo de Jürg Gertsch, ve un potencial de desarrollo en el uso terapéutico del perrottetineno o sustancias similares.
"Esta sustancia natural tiene un efecto psicoactivo más débil y, al mismo tiempo, es capaz de inhibir los procesos inflamatorios en el cerebro", afirma. En particular, a diferencia del THC, perrottetinene inhibe las prostaglandinas en el cerebro que son factores que causan inflamación. Al hacerlo, perrottetinene tiene un efecto sobre los receptores de cannabinoides que es similar al de los endocannabinoides producidos por nuestros propios cuerpos. Sin embargo, según los investigadores, se necesitan más estudios, por ejemplo, en modelos preclínicos de dolor crónico e inflamatorio.