MADRID, 3 Oct. (EUROPA PRESS) -
Las pruebas de detección temprana de múltiples cánceres, conocidas como MCED por sus siglas en inglés, son análisis de sangre diseñados para identificar señales de varios tipos de cáncer antes de que aparezcan síntomas.
La idea es detectar la enfermedad de forma temprana, cuando los tratamientos suelen ser más efectivos, y así mejorar la supervivencia.
QUÉ SON LAS PRUEBAS MCED
Actualmente, estas pruebas están en fase de desarrollo y evaluación científica. Varias versiones ya están disponibles comercialmente, pero la evidencia sobre su eficacia, precisión y seguridad en personas asintomáticas todavía es limitada. Los estudios existentes muestran que la exactitud de los tests puede variar según el tipo de cáncer y la población evaluada, y no se han realizado ensayos controlados amplios que confirmen sus beneficios a largo plazo.
A pesar del interés creciente y las expectativas que generan, los expertos advierten que los MCED deben considerarse herramientas complementarias, no sustitutos del cribado convencional o de la vigilancia médica habitual. La investigación continúa para determinar qué pruebas funcionan mejor, cómo aplicarlas y en qué grupos de población ofrecen mayores ventajas.
PRECAUCIÓN Y USO COMPLEMENTARIO
Una revisión sistemática realizada por la Universidad de Carolina del Norte y la Universidad Estatal de Ohio (Estados Unidos) ha evaluado los beneficios, la precisión y los perjuicios del cribado de detección temprana de múltiples cánceres (MCED, por sus siglas en inglés) en sangre en adultos asintomáticos.
La revisión revela que no se han realizado estudios controlados que informen los beneficios del cribado con pruebas de MCED, y la evidencia disponible es insuficiente para evaluar los perjuicios y la precisión. Los hallazgos pueden orientar las áreas de investigación sobre las pruebas de MCED. La revisión se publica en 'Annals of Internal Medicine'.
En concreto, los investigadores del Centro de Práctica Basada en la Evidencia de RTI-Universidad de Carolina del Norte y la Facultad de Medicina de la Universidad Estatal de Ohio se propusieron revisar y analizar estudios controlados de pruebas de MCED en poblaciones asintomáticas que informaban sobre la detección de cáncer, la mortalidad, la calidad de vida y los perjuicios (psicosociales, eventos adversos, disminución en el cribado estándar); estudios no controlados sobre los perjuicios de la evaluación diagnóstica; y estudios de precisión de las pruebas completados entre el 1 de enero de 2013 y el 26 de diciembre de 2024.
NECESIDAD DE MÁS ESTUDIOS SOBRE MORTALIDAD Y SEGURIDAD
Los investigadores no identificaron ningún estudio controlado completo de pruebas de MCED para el cribado. Para la precisión de las pruebas, los investigadores incluyeron 20 estudios únicos que informaban sobre 19 pruebas de MCED únicas. Encontraron que la precisión variaba ampliamente según el diseño del estudio, el tipo de cáncer para el que se diseñó la prueba de MCED y los subgrupos de participantes.
Un estudio controlado informó sobre un perjuicio del resultado del cribado y dos perjuicios de los resultados de la evaluación diagnóstica; sin embargo, la solidez de la evidencia reportada se consideró insuficiente debido principalmente a las limitaciones del estudio y a los hallazgos desconocidos o inconsistentes.
A pesar de la evidencia limitada o insuficiente que respalda la adopción generalizada de las pruebas de MCED, algunas pruebas están disponibles comercialmente. Para abordar las lagunas de conocimiento, los revisores recomiendan que la investigación futura incluya estudios empíricos sobre los resultados indirectos de la mortalidad por cáncer; los beneficios y los perjuicios de las pruebas de MCED en diversas poblaciones; los perjuicios y la rentabilidad; el momento óptimo de uso y los intervalos para la repetición del cribado, y, finalmente, la comunicación de los beneficios y los riesgos del cribado con pruebas de MCED a profesionales sanitarios y pacientes.
Los resultados de esta revisión pueden fundamentar la toma de decisiones clínicas y de políticas por parte de profesionales sanitarios, organizaciones profesionales médicas, desarrolladores de directrices, aseguradoras de la salud y otros grupos u organizaciones.