MADRID, 21 Mar. (EUROPA PRESS) -
Un nuevo estudio publicado en la revista 'Human-Animal Interactions', de la organización internacional sin fines de lucro CABI, ha comprobado que tener un perro o un gato en casa puede llevar a tener noches más inquietas.
La investigación, dirigida por la doctora Lauren Wisnieski, de la Universidad Lincoln Memorial (Estados Unidos), se centró específicamente en la tenencia de mascotas en el país y se basó en datos de la Encuesta Nacional de Salud y Nutrición (NHANES) realizada en 2005-2006.
Wisnieski, profesora adjunta de Salud Pública e Investigación y Afiliación, descubrió que tener un perro se asociaba a mayores probabilidades de padecer un trastorno del sueño y tener problemas para dormir, mientras que tener un gato se asociaba a mayores probabilidades de sufrir contracciones en las piernas.
Aunque no se pudo establecer la naturaleza causal de la tenencia de mascotas sobre la calidad del sueño y los trastornos del sueño, los resultados del estudio concuerdan con estudios anteriores que descubrieron que la tenencia de mascotas tiene un impacto negativo sobre la calidad del sueño.
Según Wisnieski, "los estudios anteriores sobre la relación entre la tenencia de animales de compañía y la calidad y los trastornos del sueño han arrojado resultados diversos".
"Por un lado, los perros y los gatos pueden ser beneficiosos para la calidad del sueño de sus dueños debido al apoyo social que proporcionan --apunta--: las mascotas ofrecen una sensación de seguridad y compañía que puede mejorar los niveles de ansiedad, estrés y depresión. Pero, por otro lado, las mascotas pueden alterar el sueño de sus dueños".
Según indica, "este estudio transversal pretendía determinar si existe una asociación entre la tenencia de perros y gatos y la calidad y los trastornos del sueño, incluyendo la consideración de aspectos como los ronquidos, los despertares durante la noche, la necesidad de pastillas para dormir y las contracciones de las piernas".
La investigación construyó modelos de regresión logística multivariable que también incluían factores de la calidad del sueño como la sensación de falta de sueño, la sensación de somnolencia, no dormir lo suficiente, tardar más de 15 minutos en dormirse y dormir menos de seis horas de media.
La doctora Wisnieski sugiere que las diferencias en la asociación entre la calidad del sueño y la tenencia de gatos y perros puede deberse a que los gatos tienden a ser más activos por la noche.
Además, descubrió que había menos diferencias en los indicadores de calidad del sueño entre los propietarios de gatos y los que no lo eran, en comparación con los propietarios de perros y los que no lo eran.
"Si se establece la relación causal mediante una investigación más profunda, los resultados tendrán implicaciones para las recomendaciones de los médicos a la hora de tratar a pacientes con una mala calidad del sueño --explica--. Además, se pueden desarrollar recursos educativos para informar a los dueños de mascotas sobre los riesgos de las alteraciones del sueño y ofrecer posibles soluciones, como meter a la mascota en una jaula o restringir el acceso al dormitorio por la noche".
En conclusión, el estudio reconoce que puede haber aspectos potencialmente positivos de dormir con una mascota, pero los datos obtenidos de la NHANES no indicaban si los propietarios dormían efectivamente con sus perros o gatos.
"En el futuro, los estudios se beneficiarían de medir el vínculo humano-animal, para poder entender cómo afecta su fuerza a la calidad del sueño", concluye Wisnieski.