MADRID, 18 Mar. (EUROPA PRESS) -
La patología mental no es un factor predisponente a cometer un delito, pero la adicción a una sustancia que pertenece a un entorno marginal y, en la mayoría de los casos, fuera de la ley, se puede considerar un factor "facilitador en personas vulnerables", ha indicado el miembro de la Sociedad Española de Patología Dual (SEPD), el doctor Carlos González Navajas.
"El estigma que existe siempre hacia los pacientes con un trastorno mental empeora notablemente cuando, además, se asocia al consumo de sustancias", ha añadido el doctor González.
La incidencia de trastornos mentales graves es entre cinco y diez veces más frecuente en la población penitenciaria que en la comunidad. Estudios realizados en España constatan que la alta prevalencia de trastornos mentales en la población que ingresa en prisión, que oscila entre el 41 y el 50 por ciento. Además, cerca del 80 por ciento de la población reclusa ha estado en contacto con sustancias a lo largo de su vida.
El diagnóstico de patología dual, es decir, de una adicción y un trastorno mental al mismo tiempo o de forma secuencial a lo largo del ciclo vital, oscila en torno a entre el 12 y el 15 por ciento, en función de los estudios consultados.
"Los diagnósticos más frecuentes en la población reclusa son los trastornos afectivos adaptativos, los trastornos de la personalidad y los trastornos psicóticos", ha especificado el doctor González. Además, el experto ha agregado que la tipología de los delitos cometidos por la población penitenciaria es "variada y condicionada, en parte, por las adicciones a sustancias".
"Un número considerable de internos presenta un perfil sociodemográfico procedente de grupos de marginación social, con problemas de salud asociados a la exclusión y a la pobreza, por lo que los delitos contra la propiedad, los delitos contra las personas y los delitos contra la salud pública suelen ser los más frecuentes", según el doctor González.
Asimismo, ha indicado que "existe un porcentaje minoritario de delitos condicionados por sintomatología psicótica activa u otros síntomas que causan una pérdida de juicio de realidad del interno".
En este contexto, el experto ha valorado que "lo que falla en el sistema asistencial para que estas personas acaben en centros penitenciarios es una concienciación y una estructuración de protocolos que identifiquen a estas personas como pacientes víctimas de una patología mental muy compleja".
A juicio del doctor González, "si ya de por sí las enfermedades mentales condicionan una situación de vulnerabilidad social, los efectos de las sustancias y la necesidad de su consumo empeoran el pronóstico y la probabilidad de cometer un delito en este proceso".
EVALUAR LA PERSONALIDAD Y OTROS TRASTORNOS
El consumo de sustancias dificulta la detección y la evolución de una patología mental grave, retrasando el establecimiento de un diagnóstico de patología dual.
La SEPD ha reivindicado, así, que "todos los pacientes que presentan un trastorno de consumo de sustancias deben ser evaluados, además de por los protocolos del proceso adictivo, desde el punto de vista de la personalidad y de otros trastornos psiquiátricos concurrentes".
En referencia a los profesionales de la salud mental, el doctor González ha considerado que "deben abordar todas las patologías desde un prisma rehabilitador con el objetivo de la reinserción". En los centros penitenciarios existen programas establecidos tanto para el tratamiento de las adicciones como para la atención multidisciplinar de los pacientes con patología mental grave, en la que se incluye la patología dual.