MADRID, 12 Jun. (EUROPA PRESS) -
El riesgo de sufrir un accidente cerebrovascular, demencia y depresión en la vejez (DV) aumenta con la edad. Asimismo, los telómeros, que son las tapas protectoras de los cromosomas, se acortan de forma natural con la edad o la exposición a condiciones ambientales adversas, como el estrés y la contaminación, lo que aumenta el riesgo de daño al ADN.
¿ES SOLO COSA DE LOS TELÓMEROS?
Científicos del Hospital General Brigham de Massachusetts (Mass General Brigham) de Estados Unidos han explorado la relación entre la longitud de los telómeros -que disminuye con la edad o la exposición a entornos insalubres- y el riesgo de enfermedades cerebrales relacionadas con la edad.
El equipo de investigación halló evidencia que sugiere que un estilo de vida más saludable podría mitigar los riesgos asociados a la longitud de los telómeros. Sus resultados se publican en 'Neurology', la revista médica de la Academia Americana de Neurología.
"Reducir factores de riesgo como el peso y el consumo de alcohol, así como dormir más y hacer ejercicio, puede ayudar a revertir el riesgo de enfermedades cerebrales relacionadas con la edad, incluso en personas que ya muestran signos de envejecimiento biológico", desarrolla la autora principal, la doctora Tamara Kimball, del Centro de Neurotecnología y Neurorrecuperación del Hospital General de Massachusetts, miembro fundador del sistema de salud Mass General Brigham.
"En resumen, nunca es tarde para empezar a cuidar mejor el cerebro", señala.
Este estudio buscó determinar la asociación entre estas enfermedades cerebrales relacionadas con la edad y la longitud de los telómeros leucocitarios (LTL), y si la LTL era un factor causal directo o simplemente un marcador predictivo de enfermedades cerebrales.
Para investigar esta relación, el equipo de investigación analizó datos de 356.173 participantes del Biobanco del Reino Unido. También utilizaron la Escala de Cuidado Cerebral McCance (BCS), que considera factores como la presión arterial, los niveles de azúcar en sangre, el colesterol, los hábitos de vida y los aspectos socioemocionales que influyen en los perfiles de factores de riesgo.
Sus hallazgos mostraron que las personas con telómeros cortos (LT) y una CC más baja, lo que refleja un estilo de vida menos óptimo, presentaban un mayor riesgo de padecer estas enfermedades cerebrales. Cabe destacar que quienes tenían telómeros cortos (LT) pero un estilo de vida más saludable (CC alta) no mostraron un riesgo significativamente mayor, lo que sugiere que una CC alta podría mitigar los efectos de los telómeros cortos.
Una limitación notable del estudio fue que la LTL solo se midió en la visita inicial, por lo que no se pudo rastrear el acortamiento de los telómeros a lo largo del tiempo. Además, el estudio solo incluyó a personas de ascendencia europea, lo que limita su generalización.
No obstante, la reducción de los factores de riesgo parece mitigar los efectos negativos de los telómeros más cortos en la salud cerebral, lo que sienta las bases para futuros estudios que exploren si las intervenciones en el estilo de vida pueden, de hecho, ralentizar los efectos del envejecimiento en el cerebro.