MADRID, 14 Dic. (EUROPA PRESS) -
Investigadores de la Escuela de Salud Pública T.H. Chan de Harvard (Estados Unidos) han descubierto cientos de variantes genéticas implicadas en el sentido del olfato fuertemente relacionadas con la capacidad de detectar los metabolitos de los espárragos en la orina, que podrían explicar por qué algunas personas perciben un olor fuerte en el pis tras comerlos.
El estudio aparece publicado en el número navideño de la revista 'British Medical Journal' (BMJ) y parece resolver un enigma que sólo afecta a quienes comen espárragos y luego perciben ese olor, aunque los autores admiten que hay que investigar más para entender por qué algunos alimentos causan olores tan particulares y por qué hay predisposiciones genéticas que sólo permiten detectarlos a algunos.
En el caso de los espárragos, los autores analizaron una muestra de 6.909 hombres y mujeres de ascendencia europea-americana a los que simplemente preguntaron si eran capaces de percibir o no el olor. De este modo, encontraron que solamente un 40 por ciento reconocía ese aroma en el pis.
Después cruzaron los datos de su muestra con los obtenidos en estudios de asociación del genoma completo sobre más de 9 millones de variantes genéticas, y descubrieron 871 variaciones en la secuencia de ADN asociadas a la incapacidad para detectar el olor. Estas variantes se encontraron en genes relacionados con el sentido del olfato.
Como curiosidad, los autores destacan el hecho de que una gran proporción del grupo que no percibe el olor sea de sexo femenino, a pesar de que las mujeres suelen ser más sensibles y precisas a la hora de identificar olores. Un dato que, según los responsables del estudio, puede explicarse simplemente porque la posición que utilizan las mujeres a la hora de orinar hace más difícil que noten el olor de su propio pis.
Los autores reconocen que el estudio tiene varias limitaciones, según informa la agencia SINC. Por ejemplo, no se puede medir de forma objetiva la capacidad para percibir el olor, ya que se depende de la apreciación personal del sujeto del estudio.
ALGUNAS DUDAS PENDIENTES
Desconocen además si las mismas variantes genéticas que han detectado en la muestra de europeo-americanos predicen esta anosmia en etnias diferentes. Tampoco han podido comprobar si la capacidad aumenta o disminuye con la edad, a pesar de que otros estudios sí que muestran cambios en el sentido del olfato a medida que envejecemos.
Sin embargo, sí creen haber descubierto unos candidatos idóneos para seguir investigando en el futuro la estructura del sentido del olfato y los compuestos responsables de percibir el olor del metabolito de los espárragos. "Hay que seguir investigando para ayudar a la gente anósmica a que descubra todo lo que se está perdiendo", explican.
Además, en su artículo de investigación proponen un entrañable experimento familiar para llevar a cabo en las cenas navideñas: servir alguna receta con espárragos y discutir con los seres queridos sobre el "asqueroso y desagradable olor de la orina", como lo definió el gastrónomo romano Apicio en el siglo I d. C.