¿Te altera escuchar comer a otra persona? Tu cerebro puede no funcionar con normalidad

Dolor de oidos. Otitis
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Publicado: lunes, 6 febrero 2017 10:58

   MADRID, 6 Feb. (EUROPA PRESS) -

   El cerebro de las personas que sufren misofonía, un trastorno psiquiátrico que provoca una falta de tolerancia a los sonidos cotidianos producidos por el cuerpo de otras personas, como por ejemplo comer o toser, va más rápido de lo normal, lo que ocasiona las sensaciones desagradables.

   Así lo han mostrado investigadores de la Universidad de Newcastle (Reino Unido), cuyo trabajo ha sido publicado en la revista 'Current Biology', tras analizar, mediante escáneres cerebrales realizados con resonancias magnética, cómo respondían personas con o sin misofonía a sonidos como la lluvia, el llanto de un bebé, una persona gritando, la respiración o el sonido que produce una persona al masticar.

   De esta forma, los investigadores comprobaron que existía una diferencia física en el lóbulo frontal de los hemisferios cerebrales de las personas con y sin este trastorno, ya que las que lo sufrían tenían una mayor mielinización en la materia gris de la corteza prefrontal ventromedial.

   Además, observaron que en estos pacientes existía una conexión anormal entre esta zona del lóbulo frontal y la corteza insular anterior, la cual juega un papel esencial en el procesamiento de las emociones y de las señales que se reciben desde el propio organismo como desde el mundo exterior.

   Todo ello, tal y como han informado los expertos, hace que estas personas experimenten una sensación desagradable, un mayor ritmo cardiaco y un aumento de la sudoración cuando escuchan sonidos procedentes de otras personas.

ABRE LA PUERTA A NUEVOS TRATAMIENTOS

   "Para muchas personas con misofonía esto va a ser una buena noticia ya que, por primera vez, hemos demostrado que existe una diferencia en la estructura y función de su cerebro", ha argumentado el líder del trabajo y miembro del Instituto de Neurociencia de la Universidad de Newcastle, Sukhbinder Kumar.

   Estos hallazgos, ha apostillado el profesor de Neurología Cognitiva en la Universidad de Newcastle, Tim Griffiths, pueden ayudar a encontrar nuevas opciones terapéuticas para estos pacientes, así como para otros trastornos asociados a reacciones emocionales anormales.

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