Surfero, surf, mar
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Publicado: lunes, 15 enero 2018 8:19

   MADRID, 15 Ene. (EUROPA PRESS) -

   Los surfistas regulares y los que practican 'bodyboard' tienen tres veces más probabilidades de tener bacterias 'E. coli' resistentes a los antibióticos en sus entrañas que los que no practican surf, según ha revelado una investigación reciente dirigida por la Universidad de Exeter, Reino Unido.

   En el estudio 'Beach Bums' se pidió a 300 personas, la mitad de las cuales realizaba surf regularmente en la costa de Reino Unido, la recogida de muestras rectales. Los surfistas tragan diez veces más agua de mar que los nadadores de mar y los científicos querían saber si eso les hacía más vulnerables a las bacterias que contaminan el agua de mar, y si esas bacterias son resistentes a un antibiótico.

   Los investigadores compararon muestras fecales de surfistas y no surfistas para evaluar si los intestinos de los surfistas contenían bacterias 'E. coli' que podían crecer en presencia de cefotaxima, un antibiótico de uso común y clínicamente importante. La cefotaxima se ha recetado previamente para matar estas bacterias, pero algunas han adquirido genes que les permiten sobrevivir a este tratamiento.

   El estudio, publicado este domingo en la revista 'Environment International', reveló que 13 de 143 (9 por ciento) de los surfistas fueron colonizados por estas bacterias resistentes, en comparación con solo cuatro de 130 (3 por ciento) de los que no son surfistas; lo que significa que la bacteria continuaría creciendo incluso si se trata con cefotaxima.

PREOCUPANTE PROPAGACIÓN DE RESISTENCIA A ANTIBIÓTICOS EN EL MEDIO AMBIENTE

   Los investigadores también descubrieron que los surfistas regulares tienen cuatro veces más probabilidades de albergar bacterias que contienen genes móviles que hacen que las bacterias sean resistentes al antibiótico. Esto es significativo porque los genes pueden transmitirse entre las bacterias, lo que puede extender la capacidad de resistir el tratamiento con antibióticos entre las bacterias. Recientemente, la Asamblea del Medio Ambiente de Naciones Unidas reconoció la propagación de la resistencia a los antibióticos en el medio ambiente como una de las preocupaciones medioambientales emergentes más grandes del mundo.

   La doctora Anne Leonard, de la Facultad de Medicina de la Universidad de Exeter, quien dirigió la investigación, señala: "La resistencia a los antimicrobianos ha sido reconocida mundialmente como uno de los mayores desafíos de salud de nuestro tiempo, y ahora hay un enfoque creciente en cómo se puede propagar la resistencia a través de nuestros entornos naturales. Necesitamos urgentemente saber más sobre cómo los humanos que están expuestos a estas bacterias y cómo colonizan nuestras entrañas. Esta investigación es la primera de este tipo en identificar una asociación entre el surf y la colonización intestinal por bacterias resistentes a los antibióticos".

   A pesar de las extensas operaciones para limpiar las aguas costeras y las playas, las bacterias que son potencialmente dañinas para los humanos todavía entran en el medio ambiente costero a través de las aguas residuales y la contaminación de las fuentes, incluida la escorrentía de los cultivos agrícolas tratados con estiércol. En el documento, los autores demostraron la prevalencia de 'E. coli' resistente a la cefotaxima en las aguas de baño de Reino Unido, así como la prevalencia del gen de resistencia móvil que hace que las bacterias sean resistentes a la cefotaxima.

   Los investigadores de este trabajo estimaron que se realizaron más de 2,5 millones de sesiones de deportes acuáticos en Inglaterra y Gales en 2015, lo que implicó la ingestión de bacteria 'E. coli' que alberga estos genes de resistencia móvil. Los autores descubrieron que los surfistas son particularmente vulnerables a la ingestión de bacterias porque tragan hasta diez veces más agua que las personas que nadan en el mar.

   La Organización Mundial de la Salud (OMS) ha advertido que podemos estar entrando en una era en la que los antibióticos ya no son efectivos para matar las infecciones bacterianas simples y tratables previamente. Esto significaría que las infecciones como la neumonía, la tuberculosis, el envenenamiento de la sangre, la gonorrea y las enfermedades transmitidas por los alimentos y el agua podrían ser fatales y que ya no sería posible usar antibióticos para prevenir infecciones en los procedimientos médicos de rutina, como los reemplazos de articulaciones y la quimioterapia.

   El informe de 2016 de O'Neill encargado por el gobierno de Reino Unido estimó que las infecciones resistentes a los antimicrobianos podrían matar a una persona cada tres segundos para el año 2050 si continúan las tendencias actuales. Hasta ahora, las soluciones para abordar el problema se han centrado principalmente en la prescripción y el uso; pero cada vez se prioriza más el papel del medio ambiente en la difusión del problema, además de la transmisión dentro de los hospitales, entre las personas y a través de los alimentos.

   "No estamos tratando de disuadir a las personas de pasar tiempo en el mar, una actividad que tiene muchos beneficios en términos de ejercicio, bienestar y conexión con la naturaleza. Es importante que las personas entiendan los riesgos involucrados para que puedan tomar decisiones informadas sobre sus hábitos deportivos y de baño. Ahora esperamos que nuestros resultados ayuden a los responsables de las políticas, los administradores de las playas y las compañías de agua a tomar decisiones basadas en la evidencia para mejorar la calidad del agua en beneficio de la salud pública", plantea el doctor Will Gaze, de la Facultad de Medicina de la Universidad de Exeter.

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