MADRID, 14 Abr. (EUROPA PRESS) -
Un equipo de científicos de la Universidad de Pittsburgh (EEUU), en colaboración con investigadores italianos, ha descrito patrones comunes de trastornos del sueño e irregularidades en los ritmos diarios de descanso y actividad de pacientes con trastorno del espectro esquizofrénico (TES).
A través del uso de monitores de muñeca que medían la actividad y el descanso como indicadores de vigilia y sueño, los investigadores descubrieron que los individuos con TES que residían en hospitales psiquiátricos y los que trataban su enfermedad en centros ambulatorios tenían patrones de sueño erráticos, transiciones desreguladas entre los ciclos de sueño y vigilia, y rutinas diarias excesivamente rígidas que predecían un empeoramiento de los síntomas del TES y se correlacionaban con una peor calidad de vida.
"Regular los ciclos de sueño y vigilia es importante para la salud en general y nuestros hallazgos también pueden extenderse a las personas sin enfermedades mentales subyacentes", ha explicado el profesor asociado de psiquiatría y autor principal del estudio. Además, se sabe que los medicamentos sedantes que se utilizan para tratar los síntomas del TES alteran el sueño y prolongan el tiempo que los pacientes pasan descansando hasta 15 horas al día. Dormir demasiado puede tener consecuencias negativas en los síntomas del TES de los pacientes, afirma Ferrarelli.
"Es importante ser conscientes de cómo los fármacos que recetamos a los pacientes afectan a su salud de forma más general", apunta el científico. "Nuestro estudio demuestra que un sueño de 12 a 15 horas puede ser perjudicial, y es importante evitar recetar sedantes en exceso y utilizar la dosis más baja posible", ha añadido.
En el estudio de 250 participantes, entre ellos casi 150 pacientes de TES residenciales y ambulatorios que representan una de las cohortes más grandes entre los estudios publicados sobre el sueño y TES, los investigadores midieron la actividad y el descanso de los participantes durante el día y la noche pidiéndoles que llevaran una pulsera que detecta el movimiento y la aceleración.
Los científicos no realizaron un seguimiento de las ondas cerebrales durante el sueño ni distinguieron entre las distintas fases del sueño, como el sueño rápido y el sueño profundo, algo que tienen previsto hacer en futuros estudios. Aun así, los resultados fueron contundentes y coherentes.
Sin embargo, descubrieron que tanto los pacientes residenciales como los ambulatorios con TES tendían a tener menos horas activas durante el día y pasaban más tiempo durmiendo o descansando pasivamente que los controles sanos.
Además, los pacientes residenciales tenían un sueño más fragmentado y transiciones más bruscas entre el descanso y la actividad en comparación con el grupo ambulatorio. Los pacientes residenciales también mostraban ritmos más rígidos de descanso y actividad diarios que los pacientes ambulatorios, y esas medidas se correlacionaban con un mayor grado de síntomas negativos de salud mental, incluida una menor motivación para interactuar con los demás y una capacidad menor de sentir placer.
"Curiosamente, descubrimos que los pacientes residenciales tenían rutinas diarias mucho más estables. Tendemos a pensar que las rutinas estables son algo bueno, pero cuando estas rutinas se vuelven demasiado rígidas, pueden suponer un problema. En nuestro estudio, esta rigidez en los ritmos diarios estaba fuertemente correlacionada con la gravedad de los síntomas negativos de salud mental en pacientes residenciales con esquizofrenia."
"Especialmente a medida que la gente envejece, tendemos a meternos de lleno en nuestras rutinas", afirma Ferrarelli. "Las rutinas proporcionan una sensación de control a nuestras vidas y pueden ser muy beneficiosas. Pero si una rutina es demasiado rígida, puede ser contraproducente. Mantener un horario de sueño constante mientras se mezclan las tareas diarias y se reparten entre distintos días de la semana es una buena forma de añadir variedad al horario y mejorar la salud a largo plazo", ha explicado el investigador.
