Suecia.- Masajes en manos y pies durante ocho semanas, un buen "consuelo" tras la pérdida de un familiar, según estudio

Actualizado: miércoles, 24 marzo 2010 17:10

MADRID 24 Mar. (EUROPA PRESS) -

Investigadores del Instituto Karolinska y la Fundación Sjukhem Stockholms, ambos de Suecia, aseguran que los masajes de manos y pies constituyen un buen "consuelo" tras la muerte de un familiar si se aplican justo después del fallecimiento y durante al menos ocho semanas, según un estudio que aparece publicado en la revista 'Journal of Clinical Nursing'.

En concreto, dicha investigación incluyó a un total de 18 personas de entre 34 y 78 años de edad que habían perdido a un familiar --bien marido o mujer, hijos o padres-- por culpa de un cáncer, a quienes les dieron sesiones de masajes de 25 minutos una vez por semana durante unos dos meses.

Además, el masaje se hizo con movimientos lentos y circulares, al tiempo que utilizaron aceite de espino o cítricos para aderezar la sesión. Tras la sesión, se recomendaron 30 minutos más de relajación.

Apenas tres de estas personas habían recibido este tipo de cuidados con anterioridad y, según las conclusiones del estudio, todos ellos aludieron a los masajes como un "consuelo" que les aportó "contacto físico y cercanía", al tiempo que "les ayudó a disminuir la sensación de vacío y soledad que padecían".

Del mismo modo, explicó Berit Cronfalk, autor principal de este hallazgo, "los participantes reconocieron que estos masajes les ayudaron a equilibrar su duelo y a adaptarse a la vida tras la pérdida de su familiar".

Esto se debe a que el masaje de los tejidos blandos es "suave, pero firme", explicó Cronfalk, lo que permite "activar los receptores del tacto para liberar oxitocinas", una hormona conocida por sus efectos positivos sobre el bienestar y la relajación.

Por último, y tras hacer un seguimiento de estas personas entre seis a ocho meses después de el estudio mostró que 17 de los familiares habían seguido adelante con sus vidas, mientras que el otro había sufrido más problemas emocionales después de la muerte de otro familiar cercano.