MADRID 24 May. (EUROPA PRESS) -
Investigadores de la Universidad de Karlstad en Suecia han demostrado en un estudio con bebés que algunos de los compuestos químicos del PVC, como los ftalatos, pueden ser absorbidos por el organismo a través de la propia respiración, sin necesidad de entrar en contacto físico con este material.
Así se desprende de los resultados de un estudio hechos públicos por el 'Swedish Research Council', que aportan más datos sobre unas sustancias que se han relacionado con un mayor riesgo de asma y alergias, así como otras enfermedades crónicas en los niños.
Estos compuestos se encuentran en muchos materiales de construcción y en un gran número de bienes de consumo como juguetes, disolventes de limpieza o productos de embalaje. Asimismo, también está presente en el PVC con el que se construye el suelo reblandecido que se utiliza en muchas viviendas para que los niños no se hagan daño.
El estudio incluyó el análisis de orina de un total de 83 niños de dos a seis meses de edad seleccionados al azar por la Diputación en Värmland, en el oeste de Suecia.
En dicho análisis se midió la prevalencia de los cuatro tipos de ftalatos existentes, y se recogieron datos sobre los materiales del suelo y el hogar, el estilo de vida de la familia y las circunstancias individuales de los infantes.
De este modo, observaron que los niveles de determinados ftalatos (MBzP, un metabolito BBzP) eran superiores en la orina de los bebés que tenían los materiales de PVC en el suelo de su habitación. Los niveles de otro ftalato DEHP metabolito, asimismo, fueron más bajos a los dos meses de edad en quienes sólo eran alimentados exclusivamente a través del pecho materno, sin suplementos.
Por ello, estos nuevos datos demuestran que la absorción de ftalatos en los niños puede estar relacionada con los materiales del suelo utilizado en el hogar ya que ambos ftalatos, el DEHP y BBzP, están prohibidos en juguetes para niños pequeños.
"Con este estudio como base, podemos establecer que hay otras fuentes que deben ser tomadas en cuenta en lo que respecta a la absorción de productos químicos prohibidos, que no sólo se produce al ingerir alimentos", ha explicado Carl-Gustaf Bornehag, profesor de salud pública en la Universidad de Karlstad y autor del estudio.