MADRID, 17 Jun. (EDIZIONES) -
Siempre nos protegemos físicamente, nos lavamos las manos, tomamos vitaminas, hacemos deporte, y hacemos veinte mil cosas para cuidar de nuestro cuerpo, pero generalmente nos olvidamos de nuestra salud mental, y tenemos que protegernos. Vivimos en un entorno hostil, a nuestro alrededor hay trabajos y personas hostiles y por ello debemos proteger nuestra frágil salud emocional y mental.
¿Por qué? Según indica el psicólogo Tomás Navarro, las repercusiones de perder salud mental son muy fuertes, e impactan no solo a nivel social, en las relaciones más cercanas, sino también en el desempeño de nuestro trabajo, en nuestra calidad de vida, y también en la salud física porque "al final cuando tenemos mucho estrés nuestro cuerpo no puede soportarlo y aparecen la sintomatología somática y los problemas físicos".
Afirma que para protegernos emocionalmente la clave está en las prioridades y en poner límites, ¿por qué? Habla de que nos ayudan a tomar mejores decisiones y nos permiten sentirnos más seguros.
"De la misma manera que hay personas que son amables, y puedes esperar de ellos amabilidad, ¿qué puedes esperar de un abusador, maltratador o manipulador? No podemos creer que todo el mundo es bueno, respetuoso y tiene en cuenta tus prioridades y como tenemos todos el repertorio de personas de las más respetuosas a las más abusivas debemos tener unos cortafuegos para relacionarnos con esos perfiles abusivos", subraya Navarro.
¿Qué nos puede indicar que alguien a nuestro alrededor es tóxico? A su juicio, si te duele no te conviene y es tóxico. "Siempre hay debate con ello y hay que quedarse con la huella emocional que nos dejan. Estamos programados y tenemos un sistema de alerta muy útil y sencillo, el dolor, que no debemos soportar, pero también están la sumisión, la pasividad, una autoestima baja, queremos complacer a todo el mundo y soportamos situaciones o personas que nos provocan dolor", lamenta.
Pero si te duele, si estás todo el día pendiente de los demás, de si se van a enfadar, de los comentarios, esa tensión no es normal, y te indica que esa relación no es fluida, no va bien. "Entre la tensión de estar pendiente todo el día más el dolor son dos indicadores muy buenos. Generalmente cuando una persona sale de un entorno tóxico suele decir, por fin tengo paz, estoy tranquilo, sin ansiedad", agrega.
LA EDUCACIÓN QUE HEMOS RECIBIDO Y EL SENTIMIENTO DE CULPA
Además, lo que ocurre normalmente, según prosigue Tomás Navarro en una entrevista con Infosalus, es que damos más importancia a las prioridades de los otros que a las nuestras: "Es como un cheque en blanco y cuando empiezas a priorizarte, porque siempre aparece el sentimiento de culpa, te sientes egoísta. Hay que tener claro que no tiene nada que ver, es importante preocuparnos de nosotros".
Es más, sostiene que el problema es que muchas veces nos educan de forma que no somos importantes para nosotros mismos o nos sentimos mal cuando pensamos en nosotros mismos: "La culpa y la manipulación se suelen usar para conseguir los objetivos. Cuando le das la vuelta a la tortilla y esgrimes argumentos de la persona abusadora o maltratadora cambia todo y si reacciona mal te demuestra que no te tiene respeto, ni respeta tus deseos".
Otro de sus consejos ante este escenario es que se pueden integrar también varias máximas, como que no eres mala persona por elegir con quien vas, o por decir que no a cosas que no quieres hacer, por querer gestionar tu tiempo.
"Nos cuesta mucho decir que no y poner límites porque en el momento de educarnos lo han hecho confundiendo afabilidad con sumisión, y mostrándonos que cualquiera es más importante que nosotros. Si llevas la contraria te machacan. 'Pues mejor para que no haya problemas me callo y digo que sí'. En definitiva, son coacciones y es la estrategia que usamos habitualmente, 'te monto el pollo que al final se va a callar'", resalta este psicólogo.
Tomás Navarro acaba de publicar su último libro titulado Tus líneas rojas. Aprende a poner límites, cuidarte y protegerte emocionalmente con Zenith, una guía para desaprender todo lo que nos impide establecer prioridades claras y muestra los pilares imprescindibles para poner límites en nuestro día a día, tan necesarios para nuestra salud mental.