MADRID, 9 Oct. (EUROPA PRESS) -
Solo un 10 por ciento de los pulmones donados sirven para trasplantes, de forma que en 2014 solo se trasplantaron 262 pulmones de un total de 1.682 donantes multiorgánicos, según datos de la Organización Nacional de Trasplantes (ONT).
La neumóloga del Hospital 12 de Octubre y miembro de la Sociedad Madrileña de Neumología y Cirugía Torácica (NEUMOMADRID), Alicia de Pablo, ha señalado que las principales causas de la escasez de pulmones son "las enfermedades respiratorias que muchos donantes ya tienen y la extrema fragilidad del órgano, que comienza a deteriorarse en el momento en que una persona sufre una muerte cerebral o una parada cardiaca".
Según De Pablo, la mitad de los pacientes tienen que esperar más de seis meses para ser trasplantados y un alto porcentaje espera más de un año. "Aproximadamente, entre un cinco y un diez por ciento de los pacientes fallecen sin que les haya podido ser trasplantado el pulmón", ha afirmado.
Los receptores de pulmones son pacientes con enfermedades terminales respiratorias, como enfermedad pulmonar obstructiva crónica (EPOC) o enfisema; con fibrosis pulmonar o quística; y con hipertensión pulmonar, aunque existen otras patologías que pueden requerir un trasplante.
En el caso del pulmón, el donante y el receptor deben tener grupos sanguíneos e inmunología compatibles. Otros factores a tener en cuenta son la altura de ambos y el tamaño de los pulmones, de forma que, si se realiza el trasplante, el pulmón pueda expandirse con normalidad y funcione adecuadamente. Estos criterios, sumados a la fragilidad del órgano, hacen más difícil encontrar a donantes y receptores compatibles.
QUIÉN PUEDE DONAR
No todas las personas pueden donar sus órganos tras fallecer, sino que hay que cumplir una serie de criterios, como no haber padecido una enfermedad que afecte a los órganos que se van a donar ni una enfermedad tumoral o infecciosa que haya podido invadirlos. Además, es necesario que se produzca una muerte cerebral pero el resto de órganos sigan en funcionamiento; o que se haya producido una parada cardiaca y las maniobras de reanimación hayan mantenido la sangre circulando.
Según la legislación vigente en España, toda la población es considerada donante salvo que se haya expresado antes el deseo de no serlo. Aún así, en la práctica se pregunta a la familia o a los allegados sobre la voluntad del fallecido y se respeta su decisión. Otra opción es la de llevar encima la tarjeta de donante de la Organización Nacional de Trasplantes, aunque será la familia la que tenga la última palabra al firmar el consentimiento.