SoledadES pide incluir el aislamiento involuntario como factor de vulnerabilidad en los planes de prevención de emergencias climáticas
MADRID, 30 Jul. (EUROPA PRESS) -
La soledad no deseada "no se ve pero mata" y, en verano, cuando se reducen los apoyos y aumenta el aislamiento, el riesgo "se multiplica", asegura la presidenta del Observatorio Estatal de la Soledad no Deseada (SoledadES), Matilde Fernández.
En este sentido, este Observatorio, impulsado por Fundación ONCE, señala que el 12,4% de las personas que enfrentan el riesgo de la soledad no deseada, especialmente mayores o con discapacidad, dicen acusar más este sentimiento en la época estival que en otros momentos del año.
El Barómetro de la Soledad no Deseada 2024, elaborado por SoledadES, indica que el porcentaje de personas que se sienten solas es el doble entre quienes viven sin compañía (34,5%) y alcanza el 62,2% si esta opción de vida no es elegida. "Para estos ciudadanos, el verano, cuando cierran servicios o disminuyen las actividades, supone a veces un mayor sentimiento de aislamiento", señala SoledadES.
Unido a esto, el observatorio apunta que entre las personas de 65 y más años la soledad se incrementa a medida que aumenta la población del municipio en el que viven, ya que las grandes ciudades tienden a vaciarse en los meses de calor. Así, la prevalencia de la soledad no deseada en este grupo de edad se eleva del 12,7% en los municipios de hasta 20.000 habitantes al doble (25,1%) en las grandes urbes.
Asimismo, concreta que la prevalencia de la soledad no deseada es más del doble en la población que vive en hogares que llegan con dificultad a fin de mes (30,1%) que en los que llegan con facilidad (13,3%). Por eso, "el verano, con sus costes añadidos (ocio, viajes), puede reforzar la exclusión social", afirma la presidenta del Observatorio, Matilde Fernández.
Igualmente, las personas que tienen una menor cantidad de amistades que las deseadas presentan una mayor prevalencia de soledad (41,9% frente al 10,3%), lo que se ve también, aunque en menor medida, en quienes disfrutan de menos relaciones familiares de las que les gustaría, (35,3% y 13,4%, respectivamente).
Así, SoledadES subraya que la desconexión y falta de redes de apoyo, incrementa el riesgo de sufrir daños durante las olas de calor entre las personas que viven en soledad no deseada, muchas de ellas mayores.
PLANES DE EMERGENCIAS CLIMÁTICAS
Desde esta perspectiva, SoledadES pide incluir el fenómeno de la soledad no deseada como factor de vulnerabilidad en los planes de prevención de emergencias climáticas. "El calor no avisa... y la soledad tampoco. Es urgente actuar con visión social y humana", sentencian desde el observatorio.
En este punto, SoledadES reclama, concretamente, que los planes de respuesta ante fenómenos climáticos extremos incluyan la soledad no deseada como un factor de riesgo real y medible; activen protocolos de identificación y seguimiento a personas vulnerables; refuercen los servicios sociales, sanitarios y comunitarios en periodo estival, y que fomenten el voluntariado vecinal, la sensibilización ciudadana y las campañas puerta a puerta.
"La prevención no puede ser solo una cuestión técnica. Hay que mirar a las personas que están solas, invisibles y desprotegidas. Cuidar no es caridad, es política pública", incide SoledadES.
Por último, el observatorio hace un llamamiento a la sociedad civil y a la ciudadanía para identificar, acompañar y cuidar a las personas solas, especialmente durante episodios de calor extremo. "Una llamada de teléfono, una visita o simplemente tocar el timbre puede ser la diferencia entre la vida y la muerte", concluyen desde SoledadES.