VALNCIA, 8 Nov. (EUROPA PRESS) -
La obesidad infantil puede afectar directamente en el correcto desarrollo de los pies de los niños, según ha advertido este viernes la presidenta del Ilustre Colegio de Podólogos de la Comunitat Valenciana (ICOPCV9, Maite García, en un comunicado con motivo de la celebración el 12 de noviembre del Día Mundial de la Obesidad.
Al respecto, García ha explicado que a partir de los 6,5 kg de sobrepeso es común que se produzca un descenso del arco longitudinal interno del pie o inflamación de la fisis (cartílago de crecimiento) de los huesos del talón.
Así, ha explicado que estos signos son muy habituales en niños muy activos y cada vez son más comunes en los infantes que padecen obesidad. La consecuencia es la provocación de diferentes tipos de molestias en el pie, especialmente en el talón, y también aplanamiento del mismo", ha afirmado Maite García.
Desde el ICOPCV se ha asegurado que el sobrepeso está asociado a diferentes tipos de trastornos músculo-esqueléticos de las extremidades inferiores y de los pies en los más pequeños.
Debido a que las articulaciones del pie son articulaciones de carga, las patologías más frecuentes son aumentar el aplanamiento de la bóveda plantar (cuando hay una predisposición a padecerlo), que genera el conocido "pie plano", planos-valgos o genu valgos (desviaciones de los pies y las rodillas).
Se trata de patologías que implican una inclinación a causa del exceso de peso y que, además, pueden afectar a la hora de caminar por una tendencia a apoyar mal el pie y generar posiciones inadecuadas que afecten al aparato locomotor, especialmente piernas y espalda.
Ante la aparición de estas afecciones es necesario aplicar tratamientos correctores ortopodológicos, como plantillas, calzado reforzado, férulas) que suelen tardar más en efectuar mejorías en los más pequeños precisamente por ese exceso de peso.
Por otro esto, desde el ICOPCV se recomienda cuidar la alimentación de los más pequeños y realizar revisiones anuales y estudios biomecánicos del pie por parte de un podólogo a partir de los 3 ó 4 años, edad en la que se produce el proceso de maduración de la marcha. De esta forma, se podrá detectar de forma precoz cualquier tipo de anomalía que pudiera generar problemas cuando sean adultos.