MADRID 10 Feb. (EUROPA PRESS) -
Una investigación dirigida por científicos de la Universidad Estatal de Washington, en Estados Unidos, respalda una nueva teoría según la cual el sistema inmunitario innato con el que nacen las personas puede responder de forma diferente a patógenos específicos. Esta cualidad, conocida como especificidad inmunológica, se atribuía anteriormente sólo al sistema inmunitario adaptativo, que se desarrolla con el tiempo a través de la exposición a enfermedades.
El estudio, publicado en la revista 'Cell Reports', sugiere que esta especificidad inmunológica innata está impulsada por el sistema nervioso e identifica una proteína neuronal como eslabón crítico en el proceso.
Basados en un modelo animal, estos hallazgos son prometedores para el tratamiento de enfermedades como la sepsis, la artritis y la enfermedad inflamatoria intestinal, en las que el sistema inmunitario innato ataca al organismo y provoca una inflamación incontrolada. También podrían sentar las bases para perfeccionar un tratamiento experimental que aproveche el sistema nervioso para combatir la infección.
"Los estudios clínicos han demostrado que la estimulación de los circuitos neuronales deteriorados -ya sea por medios eléctricos o farmacológicos- puede curar o aliviar muchas enfermedades inmunitarias innatas", afirma Jingru Sun, coautor del estudio y profesor asociado de la Facultad de Medicina Elson S. Floyd de la WSU.
"Saber cómo el sistema inmunitario innato genera una respuesta específica a un patógeno concreto nos permite manipular los circuitos neuronales para ajustar la intensidad de la respuesta inmunitaria según sea necesario", añade.
Esto ayudaría esencialmente a restablecer el equilibrio del sistema inmunitario, ya sea frenando una respuesta excesiva que puede causar una inflamación prolongada, daños en los tejidos e incluso la muerte; o potenciando una respuesta insuficiente para evitar que una infección empeore.
Sun afirma que esto último es especialmente importante, ya que se acerca la "era post-antibiótica", un momento en el que los antibióticos existentes serán inútiles en la lucha contra las superbacterias resistentes a los medicamentos.
La investigación se llevó a cabo en un diminuto gusano conocido como 'Caenorhabditis elegans' (C. elegans) que se alimenta de bacterias en el suelo. El 'C. elegans' es un animal modelo comúnmente utilizado para estudiar la regulación neural de la inmunidad innata debido a su sencillo sistema nervioso con sólo 302 neuronas bien identificadas -frente a los 86.000 millones de neuronas de un cerebro humano- y a su cuerpo transparente que permite a los científicos ver cómo se expresan los distintos genes.
Además, a diferencia de los humanos, 'C. elegans' carece de un sistema inmunitario adaptativo, lo que permite estudiar la especificidad de su sistema inmunitario innato sin la interferencia de las respuestas inmunitarias adaptativas.
Los estudios iniciales del equipo de la WSU habían descubierto que la ausencia de una proteína receptora neuronal conocida como NMUR-1 tenía efectos variables en la supervivencia de 'C. elegans' cuando se exponía a diferentes patógenos bacterianos, lo que indicaba que NMUR-1 podría mediar la especificidad de la respuesta inmunitaria innata a la infección.
Pruebas posteriores con dos bacterias que mostraron efectos opuestos sobre la supervivencia -es decir, una vida más larga y otra más corta- confirmaron que NMUR-1 impulsa la especificidad inmunitaria innata y también revelaron cómo la proteína impulsa diferentes respuestas a distintos patógenos.
"Lo que descubrimos es que NMUR-1 controla los factores de transcripción, que a su vez controlan la transcripción de distintos genes inmunitarios innatos en respuesta a diferentes patógenos", subraya el coautor Yiyong Liu, profesor asistente en la Facultad de Medicina Elson S. Floyd de la WSU y director del Centro de Servicios de Genómica de la universidad.
Por su parte, Phillip Wibisono, estudiante de posgrado de la WSU y también autor del estudio, anuncia que los próximos pasos en esta investigación son identificar de qué circuitos neuronales forma parte NMUR-1 y luego tratar esos circuitos neuronales para ver cómo se altera la respuesta inmune a diferentes patógenos. Si lo consiguen, su trabajo se acercará a posibles aplicaciones en el tratamiento humano.