El sistema inmunitario funciona de manera diferente entre el primer embarazo y el último

Mujer embarazada, embarazo
Mujer embarazada, embarazo - CLÍNICA MAR&GEN - Archivo
Publicado: miércoles, 24 junio 2020 7:08

MADRID, 24 Jun. (EUROPA PRESS) -

Una nueva investigación ha demostrado que el delicado equilibrio fisiológico que el sistema inmunitario de una madre debe lograr para evitar que el feto sea rechazado por su cuerpo funciona de manera diferente en el primer y segundo embarazo. Los investigadores creen que esto podría conducir a estrategias terapéuticas más personalizadas y efectivas para ayudar a prevenir abortos espontáneos, mortinatos y nacimientos prematuros.

"No entendemos a nivel celular y molecular qué causa abortos espontáneos o nacimientos prematuros, principalmente porque no sabemos cómo funciona el embarazo normalmente", reconoce Sing Sing Way, director del Centro de Inflamación y Tolerancia en Centro Médico del Hospital de Niños de Cincinnati, en Estados Unidos.

Way y sus colegas son parte de un pequeño ejército de científicos, médicos y otros que buscan respuestas a estas preguntas básicas con enormes implicaciones científicas y de salud. Su objetivo es diseñar mejores terapias para detener la marea de lo que sigue siendo una crisis de salud pública severa y arraigada.

La investigación de Way, publicada en la revista 'Cell Reports', se centra en cómo cambia el sistema inmunitario durante el embarazo y las perturbaciones inmunológicas asociadas con las complicaciones del embarazo. Los científicos usan modelos de embarazo animal para que las variables en la evaluación de las diferencias en los resultados del embarazo humano, incluida la edad materna, la diversidad genética entre los padres y el número de embarazos anteriores puedan evaluarse adecuadamente.

El sistema inmunitario de una madre se altera durante el embarazo para evitar que el feto sea rechazado por el cuerpo. Es un delicado equilibrio inmunológico que, si se interrumpe, podría causar un aborto espontáneo o múltiples abortos espontáneos. Y desafortunadamente, ese equilibrio a menudo se ve interrumpido por exposiciones ambientales o cambios fisiológicos que conducen a complicaciones en el embarazo.

El equipo de Way ahora agrega una nueva vuelta de tuerca importante al informar que el sistema inmunitario de una mujer se comporta de manera muy diferente entre un primer y un segundo embarazo, lo que podría conducir a estrategias terapéuticas más personalizadas y más efectivas.

"Los embarazos primero y posteriores funcionan de manera muy diferente y comprender estas diferencias puede conducir a mejores terapias que se dirigen a las perturbaciones inmunológicas únicas que ocurren en los embarazos primeros y posteriores", explica Way.

El estudio muestra que las vías inmunes que promueven un primer embarazo saludable no son las mismas vías que promueven embarazos posteriores.

Los autores discuten cómo el embarazo causa exposición fisiológica, y a menudo reexposición, a alo-antígenos fetales extraños, que son expresados por el feto en desarrollo. Estos alo-antígenos interactúan directamente con el sistema inmune de la madre. Las consecuencias después del embarazo son muy variadas, señalan.

Los investigadores encontraron evidencia tanto de aloinmunización (donde el sistema inmunitario ataca) como de fenotipos de tolerancia expandida donde no lo hace. Sus datos muestran que el embarazo prepara la acumulación de células T CD8 + maternas específicas para el feto, y que las madres recuerdan a sus bebés inmunológicamente porque estas células persisten como un grupo de memoria activada después de dar a luz.

La expresión a dos proteínas, PD-1 y LAG-3 por las llamadas células T de memoria, recuerda que las células vuelven a ser tolerantes con el feto en desarrollo durante los embarazos posteriores. Pero las alteraciones moleculares que neutralizan la expresión de estas proteínas desencadenan la activación de las células T CD8 + específicas del feto, lo que provoca un aborto espontáneo selectivo durante los embarazos posteriores, pero no los primeros, según el primer autor del estudio, Jeremy Kinder, investigador asociado del equipo de laboratorio de Way.