MADRID, 28 Mar. (EUROPA PRESS) -
Dificultad para conciliar el sueño, somnolencia excesiva diurna, fatiga, dificultad de concentración o irritabilidad son algunos de los principales síntomas que provoca el cambio de hora, ocurrido en la pasada madrugada del sábado al domingo.
Se trata de un desajuste temporal entre el ciclo de vigilia y sueño generado por el reloj circadiano del cuerpo y el patrón determinado por el ciclo luz-oscuridad del entorno fruto del cambio de hora. Además, el hecho de adelantar una hora el reloj es más sintomático que cuando se atrasa, es decir, en el cambio al horario de otoño/invierno, ya que con el horario de verano se produce un mayor desfase, de aproximadamente unos 50 minutos, frente a los 30 minutos del invierno
Ahora bien, a pesar de que también provoca una disminución diurna de la alerta con quejas somáticas, como malestar general y gastrointestinal o micción frecuente y ansiedad, el tiempo y la intensidad del cambio dependerán de las características individuales de cada persona, del horario laboral y de la actividad que cada uno lleva a cabo en su vida diaria.
En todo caso, las personas de mediana edad tienen menor tolerancia al cambio de horario en comparación con los adolescentes o las personas de más de 50 años. Los niños también resultan más afectados, puesto que su sistema de ciclo sueño-vigilia está más inmaduro.
LA MELATONINA DISMINUYE CON LA EDAD
Además, la producción de melatonina --la sustancia natural del cuerpo que determina el ciclo sueño-vigilia-- disminuye con la edad y con algunas patologías como, por ejemplo, los pacientes con cualquier tipo de demencia. De hecho, según ha informado el especialista en Trastornos del Sueño del servicio de Neurología del Hospital Nuestra Señora del Rosario de Madrid, Francisco Valenzuela, casi la mitad de los pacientes con demencia tienen disrupción severa en su ciclo de vigilia-sueño.
Por ello, y con el objetivo de afrontar los síntomas de este cambio de hora, que suele durar entre dos y tres días y, en contadas ocasiones, persistir hasta entre 7 y 10 días, el experto ha destacado la importancia de mantener una buena higiene del sueño.
"Aunque el reloj interno es ajustable por medio de cambios de luz, el establecimiento de un nuevo patrón no es inmediato, siendo necesarios varios días para adaptarnos al cambio de hora", ha explicado para recomendar exponerse a la luz durante las horas del día y tratar de evitar la iluminación brillante cuando haya oscuridad en la calle para, así, ayudar a adelantar o a retrasar el ciclo del sueño.
Del mismo modo, ha aconsejado disminuir o eliminar el uso de cafeína o alcohol, evitar la práctica de ejercicio extenuante durante las horas previas al inicio del sueño con el fin de evitar una descarga adrenérgica, no tomar inductores del sueño para hacer de manera natural la adaptación al cambio de hora, no echar siestas aunque sean de corta duración y realizar técnicas de relajación antes de irse a la cama.