MADRID 28 Nov. (EUROPA PRESS) -
Los síndromes mielodisplásicos matan a la práctica totalidad de las personas mayores de 65 años que los padecen, y en el resto de la población haría falta un trasplante de médula ósea para curar definitivamente esta enfermedad, según especialistas reunidos en Madrid para evaluar los posibles tratamientos existentes en hematología
Esta enfermedad es un conjunto de trastornos de la médula ósea que afecta principalmente a las personas mayores de 60 años, en el que el hierro de la sangre se acumula y puede afectar a hígado y órganos endocrinos, pudiendo evolucionar a una leucemia mieloide aguda. Según un estudio presentado ayer en la reunión de expertos, la anemia es el principal síntoma al diagnóstico que aparece en un 80 por ciento de los pacientes. Más del 90 por ciento de estos requieren transfusiones sanguíneas como tratamiento soporte.
En todo el mundo son diagnosticados cada año cerca de 190.000 casos de síndromes mielodisplásicos. Concretamente, en España la incidencia es de 5 por cada 100.000 habitantes, lo que significa aproximadamente unos 4.000 nuevos casos al año. Lo más frecuente, según el estudio, es que la enfermedad aparezca de la sexta a la séptima década de vida y por lo tanto, la gran mayoría de los pacientes no están entre los candidatos a trasplante de médula por lo que la enfermedad se puede tratar y paliar pero no curar.
El doctor Guillermo García-Manero, hematólogo del hospital MD Anderson Cancer de Houston, Estados Unidos, comentó al respecto que "hace 70 años, lo normal era dejar que la enfermedad degenerase en leucemia y se tratase con quimioterapia, provocando un 30 ó 40 por ciento de mortandad en los pacientes. Hoy en día hay tres drogas aprobadas en Estados Unidos muy eficaces que previenen ese estado leucémico y tratan en el periodo de síndrome mielodisplásico".
CONCIENCIAR A LOS MÉDICOS DE CABECERA
El doctor García-Manero también incidió en que los pacientes mueren por la displasia, no por la leucemia y por lo tanto "hay que educar a los médicos de cabecera a que una anemia no es normal con 80 años, es raro y puede ser un principio de mielodisplasia".
El paciente con este síndrome pueden morir por cardiopatías o hepatopatías. Por esto, existe un estudio realizado en Houston que trata de medir mediante un modelo estadístico qué les ocurre y qué esperanza de vida tienen. De media, una persona afectada tiene una esperanza de vida de dos años. En este sentido, García-Manero subrayó que no existen tests moleculares para predecir el síndrome por lo que "se necesitan patólogos experimentados que sepan, mediante un análisis citogenético, localizar los síntomas iniciales".
La enfermedad, más frecuente en hombres, no es hereditaria, no se saben sus orígenes pero, según García-Manero, "sí se pueden observar mayores índices en personas cercanas a refinerías, pesticidas o tabaco". Además, el especialista destacó que las trasfusiones de sangre es el tratamiento base del síndrome, "pero se pueden combinar con hormonas o con cualquier droga nueva que remueva el hierro de esos lugares en los que se ha acumulado".
Por último, el doctor Albert Altés, presidente de la Asociación Española de Hemocromatosis, explicó junto a García-Manero que el síndrome tiene "cuatro estados de gravedad con cuatro esperanzas de vida diferentes, que va desde los 12 años de media en el primer estado o pacientes de bajo riesgo, a los 3-4 meses en el cuarto estado o pacientes de alto riego.
Además, Altés mostró su satisfacción por la buena situación médica española en este sentido. "En España, la medicina es de muy alto nivel, pero a veces el paciente llega tarde por desconocimiento del paciente o del médico de cabecera. El diagnóstico se hace tarde y por lo tanto el tratamiento funciona en menor medida". A pesar de esto, Altés destacó que a nivel práctico, hasta ahora "había poco investigado pero gracias a los nuevos tratamientos lanzados al mercado, ahora hay mayor interés".