MADRID, 24 Oct. (EUROPA PRESS) -
La socióloga Alicia Aradilla ha explicado que el síndrome de Solomon es "un complejo muy extendido" entre los jóvenes, y que puede ser causa de "problemas futuros", relacionados con las capacidades relacionales para vivir en sociedad.
Este síndrome, tal y como detalla Aradilla, se caracteriza por el miedo a destacar ante un grupo. "La baja autoestima y la falta de confianza son factores clave para el que lo sufre que, basado en el miedo, es afectado directamente por las opiniones de los demás. Generalmente están fundamentadas en la envidia por el triunfo ajeno", argumenta.
En las personas con síndrome de Solomon, el intercambio social entre grupo e individuo es "muy descompensado", según esta experta. El individuo se "autodiluye" en la opinión grupal en extremo debido a su alta deseabilidad social; "es decir, su necesidad de ser aceptado por el grupo hace que la influencia grupal sea tan fuerte que el individuo no manifieste opiniones, ideas y menos aún ideologías políticas o religiosas", asegura.
Este síndrome de Solomon, reitera la socióloga, es un periodo "especialmente sensible" en la adolescencia, ya que "para el adolescente, el grupo de iguales toma especial relevancia (es en exclusividad la referencia principal frente a los adultos, especialmente padres o educadores)".
"Si a este proceso natural de la adolescencia, se le añade el síndrome de Solomon, el joven queda diluido en su grupo de iguales, otros adolescentes, convirtiendo su posición en altamente vulnerable, pues su tendencia a no sobresalir con su opinión, presencia o estética, la baja autoestima, la dificultad para tomar decisiones, la dependencia emocional y la alta sensibilidad a las críticas externas, le sitúan en la diana de procesos como la experimentación con drogas, grupos ideológicos de características y comportamientos sectarios ( sin necesidad de que sea una secta), pudiendo asumir comportamientos y tipos de relaciones que un joven sin este síndrome, no aceptaría", explica.
Para la socióloga, las personas que sufren el síndrome de Solomon son "un buen recurso para actitudes sociales manipuladoras", aunque señala que abordarlo pasa por una intervención individualizada por casuística. "A la vez, estas personas podrían ser el indicador del resto, de cuánto de abusivas o manipuladoras son en su vida cotidiana. La calidad de las relaciones interpersonales que generamos con estas personas puede ser un gran indicador del estado de salud de una sociedad. En entornos donde prima la individualidad, en la que algunos ciudadanos aprovechan para convertir su opinión en predominante y grupal, las personas con síndrome de Salomon son una gran oportunidad para ser más humanos y conscientes", concluye.