MADRID, 18 Nov. (EDIZIONES) -
El síndrome de piernas inquietas es un trastorno del sueño porque merma muy seriamente la calidad de vida de quien lo padece. Son personas que a última hora de la tarde o ya por la noche tienen una irremediable necesidad de mover las piernas que no pueden frenar y que les obliga a estar en constante movimiento; de ahí que no puedan descansar, les sea imposible dormir.
El doctor Oscar Larrosa es miembro del grupo de trabajo de Trastornos del Movimiento y de la conducta durante el sueño e Hipersomnias de la Sociedad Española del Sueño y un referente en el manejo del síndrome de piernas inquietas en nuestro país. Le entrevistamos en Infosalus para conocer un poco mejor esta patología, hoy en día bastante frecuente en nuestra sociedad, pero también desconocida.
Así, este neurofisiólogo clínico y responsable de la Unidad de sueño de MIP Madrid explica que el síndrome de piernas inquietas o SPI es un trastorno que provoca una necesidad de moverse "irrefrenable e imperiosa" en reposo, es decir, estando sentado o tumbado, sobre todo a última hora de la tarde y ya por la noche, y que solo se alivia al agitar las piernas, al caminar, al estirarlas, o al frotarlas.
En consecuencia, dice que producen notorias alteraciones en la calidad del sueño de estos pacientes, especialmente si el problema es importante. "Es una especie de inquietud interna, a veces acompañada de sensaciones desagradables, que no acaban de ser dolorosas, sino molestas. Unas sensaciones sensitivas internas de las piernas, que suelen ir de las rodillas al tobillo, y que son tan desagradables que hacen que haya que mover las piernas constantemente. Uno no puede ir a cenar o al teatro o al cine a esas horas. Los viajes nocturnos a esas horas son inviables porque tiene que moverse", remarca.
A su vez, destaca que es un trastorno frecuente, y en España en torno al 10-12% de la población tienen síntomas, y que estos sean de intensidad suficiente para necesitar tratamiento son menos, probablemente un 3%, pero esto no deja de ser alrededor de 1-1,5 millones de personas.
EDAD DE APARICIÓN
El doctor Larrosa remarca que la edad de aparición puede ser cualquiera, descrito hasta en bebés o en ancianos, pero lo más frecuente es que surja entre los 30-40, y a partir de la adolescencia es más frecuente en mujeres, el doble que en hombres. "Hasta la adolescencia se da igual por sexos, probablemente por su mecanismo causal", agrega.
A su vez, destaca que hay una predisposición genética clara, y bajo esta hay una alteración del paso del hierro de la sangre al cerebro, hay un déficit, el cerebro no utiliza bien el hierro en su metabolismo, porque no le llega el suficiente, y esto provoca los síntomas. "Es la causa principal, y luego el desajuste de ciertas sustancias provoca la sintomatología, y todo lo que tenga el hierro más bajo de lo normal en la sangre, peor. Eso sí, no es factor indispensable el tener bajo el hierro, y las mujeres suelen tenerlo más bajo por el sangrado por la menstruación y es la causa de que sea el doble de frecuente en la edad adulta que en las mujeres", añade.
Igualmente, el experto en trastornos del sueño y miembro de la Sociedad Española del Sueño subraya que las piernas inquietas son "muy molestas y muy desagradables", si bien no suelen ser dolorosas. "Cuando aparece dolor hay que sospechar que puede haber alguna otra cosa", advierte.
TRATAMIENTOS HOY EN DÍA DISPONIBLES
Este gran conocedor de la enfermedad considera que los tratamientos hoy en día disponibles frente al SPI son "efectivos", que hay medicamentos que son "eficaces" en la gran mayoría de los casos, si bien es necesario emplearlos adecuadamente porque, de no hacerlo, puede empeorarse la enfermedad, según advierte. Cree igualmente que, aunque hoy en día haya tratamientos, aún falta mucha investigación al respecto porque "los que hay ayudan, pero son todavía insuficientes; se quedan cortos y necesitamos tratamientos más eficaces".
Por otro lado, este neurofisiólogo lamenta que este síndrome no solo es desconocido dentro de la sociedad, a pesar de su alta frecuencia, sino que incluso a nivel médico. Por eso, insiste en que si una persona tiene los síntomas más de dos días a la semana, y estos le impiden tener una buena calidad de vida, debe contar con ayuda profesional lo antes posible, porque si no con el tiempo la enfermedad puede progresar y empeorar.
¿SE PUEDE PREVENIR?
Sobre si se puede prevenir la enfermedad, al ser de base genética, dice que es difícil, pero sí que es verdad, remarca el doctor Larrosa, que si alguna vez una persona tiene un familiar que padezca SPI o alguna vez algún síntoma, puede ayudar tener controlado el metabolismo de hierro en sangre de cara a prevenir síntomas y que el hierro pase mejor al cerebro por el problema antes citado.
Desde luego considera que en estos pacientes ayuda a llevar mejor los síntomas el hacer ejercicio físico moderado, no de piernas, ni muy intenso, ni muy extenuante, y que nunca sea nocturno. También el mantener horarios estables e intentar estar entretenido a las horas de los síntomas.
"Realmente cuando los síntomas son importantes y la enfermedad aparece en todo su esplendor lo de prevenirla es complicado, es un problema de reposo. Estar todo el rato en movimiento es imposible. Hay cosas que pueden ayudar, pero en casos no muy intensos, y que simplemente son coadyuvantes", concluye el miembro de la SES.