Si tienes reflujo esto es lo que debes hacer para frenarlo

Archivo - La acidez, reflujo o indigestión.
Archivo - La acidez, reflujo o indigestión. - ANDREYPOPOV/ ISTOCK - Archivo
Actualizado: lunes, 7 noviembre 2022 12:33

   MADRID, 7 Nov. (EDIZIONES) -

   Quien tiene reflujo normalmente habla de mala calidad de vida, de incomodez, de sensaciones desagradables en su día a día que, de alguna manera, le impiden llevar una vida normal. Vamos a intentar aportar algunas soluciones para estos pacientes porque el reflujo realmente es muy molesto.

   Según nos detalla el doctor Carlos Martín de Argila de Prados, médico adjunto del Servicio de Gastroenterología del Hospital Ramón y Cajal de Madrid, y profesor asociado de Medicina de la Universidad de Alcalá, se denomina 'reflujo gastroesofágico' al paso del contenido del estómago (que es muy ácido) a la luz del esófago a través de una válvula, que se llama 'cardias', y que separa el estómago del esófago.

   "Esto es un fenómeno fisiológico, es decir, se considera normal, y todas las personas lo presentamos en algún momento del día. Es más frecuente después de las comidas, suele ser breve y es más intenso en mujeres embarazadas y en los bebés en los primeros 6 meses de vida", agrega este especialista.

   Ahora bien, sí precisa que cuando este reflujo gastroesofágico es lo suficientemente intenso, duradero, o frecuente, como para afectar a la calidad de vida de quien lo padece se convierte en enfermedad, y es lo que se denomina médicamente como 'enfermedad por reflujo gastroesofágico' o ERGE.

PRINCIPALES SÍNTOMAS

   El doctor Martín de Argila subraya que los síntomas principales de la ERGE son la sensación de quemazón que sube desde el estómago hacia el esófago en la zona central del tórax (llamada 'pirosis'), y la regurgitación, que es el paso del contenido ácido del estómago (con o sin alimentos semidigeridos) hacia el esófago, y que a veces puede llegar hasta la boca.

   En ocasiones, el médico adjunto del Servicio de Gastroenterología del Hospital Ramón y Cajal de Madrid sostiene que la ERGE se manifiesta con otros síntomas no tan típicos como son dolor en el pecho, la tos crónica, la inflamación crónica de la garganta, el asma, o incluso el rechinar de dientes entre otros.

   En su opinión, se debe consultar con un especialista cuando los síntomas típicos (pirosis y regurgitación) nos afectan desde hace mucho tiempo, si son muy intensos o duraderos, o si repercuten en nuestra calidad de vida.

   "También debe ser motivo de consulta médica si además se manifiesta como dolor en el pecho, si tenemos dificultad o dolor al tragar los alimentos o los líquidos, si hemos perdido peso, o si se acompaña de vómitos con sangre o deposiciones negras (en este último caso se debe acudir a urgencias). Estos síntomas se denominan de alarma y nos deben alertar para visitar al médico", ahonda el experto.

A QUÉ PUEDE SER DEBIDO

   Entre sus causas este doctor manifiesta que la ERGE es consecuencia de una pérdida de la eficacia del sistema valvular (de la válvula cardias antes citada) que separa el estómago del esófago, y que impide el paso de grandes cantidades del contenido gástrico al esófago o de pequeñas cantidades, pero muy frecuentes.

   "Hay circunstancias que favorecen la ERGE: la obesidad, el embarazo, ciertas posturas corporales (agacharse), ciertos alimentos (grasas, chocolate, bebidas gaseosas, tomate), las comidas muy copiosas, el ejercicio físico, el tabaco, el alcohol, algunos medicamentos (los antiinflamatorios no esteroideos, aquellos para bajar la tensión arterial, algunos antidepresivos) y factores genéticos. El tener una hernia de hiato no es sinónimo de padecer una ERGE, pero su presencia puede favorecer la enfermedad", agrega este gastroenterólogo.

QUÉ PODEMOS HACER PARA SOBRELLEVARLO Y FRENARLO

   En general, este especialista del Hospital Ramón y Cajal dice que se recomienda actuar sobre todas las circunstancias evitables que favorecen la ERGE y que han sido expuestas anteriormente.

   "Los médicos solemos hacer especial hincapié en evitar el sobrepeso, así como erradicar el consumo de alcohol y de tabaco; evitar o disminuir la ingesta de los alimentos señalados; hacer varias comidas al día de menor cantidad, evitando las tres comidas habituales más o menos copiosas, no acostarse ni tumbarse hasta que haya pasado al menos hora y media después de las comidas. Si los síntomas son muy frecuentes durante la noche y, sobre todo, si predomina la regurgitación, se aconseja elevar el cabecero de la cama unos 10 grados para evitar el reflujo", añade.

   Para su diagnóstico dice que se realiza fundamentalmente a través de los síntomas típicos que se han referido (la pirosis y la regurgitación) cuando son lo suficientemente intensos, duraderos o frecuentes, como para afectar a nuestra calidad de vida.

   "La respuesta de los síntomas al tratamiento es también una forma de corroborar el diagnóstico de la enfermedad. En ocasiones, si hay dudas diagnósticas o síntomas de alarma se recurre a la realización de una endoscopia oral (y pruebas más complejas) para valorar la mucosa del esófago y/o descartar otras enfermedades", subraya la doctora.

   Sobre su tratamiento dice que se realiza de forma muy eficaz mediante la administración de una familia de medicamentos que disminuye la secreción ácida del estómago: el más conocido es el omeprazol.

   "Estos medicamentos debe ser pautados por su médico y no debe comenzar a tomarse sin consultarlo previamente con él. Además, es importante que el paciente haga las medidas higiénico-dietéticas anteriormente referidas. La cirugía es actualmente una opción poco empleada para el tratamiento de la ERGE dada la alta eficacia del tratamiento médico señalado", reconoce este experto.

   Entre las complicaciones a largo plazo de la ERGE, el doctor Carlos Martín de Argila de Prados dice que se encuentran la aparición de inflamación y/o heridas en el esófago (lo que se denomina esofagitis), el estrechamiento de la luz del esófago que provoca dificultad para tragar los alimentos y líquidos, el sangrado de las heridas en el esófago y, más raramente, puede desencadenar la aparición de lesiones en el esófago que favorecen el cáncer de esófago.