MADRID 20 Ago. (EUROPA PRESS) -
El médico del Departamento de Salud de Cruz Roja Española Carlos Urquía asegura que "si la población general supiera nadar, muchos de estos accidentes que luego acaban en tragedia se podrían evitar o, por lo menos, se podría hacer algo mientras llega la ayuda" a la persona que por un percance corre el riesgo de ahogarse.
En declaraciones a Europa Press, Urquía destacaba así la primera de las recomendaciones que la institución humanitaria dirige a los ciudadanos, y que es "la norma más básica" aunque "a veces se olvida": todo el mundo debería tener "unas nociones básicas de natación o, de al menos, flotación" para poder defenderse en un medio que no es el habitual del ser humano.
En este sentido, el médico pone el acento tanto en los mayores, "que han dejado de ser usuarios pasivos de las playas" y ahora se meten a darse un chapuzón, como en los pequeños, para quienes considera importante el aprendizaje de la natación desde bebés. "No podemos olvidar que hemos estado nueve meses en un medio líquido y es muy fácil en esas edades tempranas el aprender a nadar, que luego lo vamos dejando y vamos cogiéndole miedo", ha señalado.
Sobre los menores, Urquía señala no obstante un asunto a su juicio fundamental: deben estar sometidos a "vigilancia constante y activa" por parte de las personas que están al cargo. "No se trata de estar, sino de estar al tanto. Una ola en una playa o un traspié en una piscina pueden ser óbice para que un niño de menos de un año caiga y no tenga los reflejos ni la fuerza suficiente como para poder enderezarse", ha señalado.
En su opinión, aunque "el verano es tiempo de ocio y diversión pero el agua está ahí y los riesgos también", por lo que "ningún niño debería estar sin vigilancia en una piscina, playa o instalación acuática por parte de sus padres o personas encargadas".
La Institución lucha por conseguir un cambio cultural en favor de la prevención a fin de que los ciudadanos sigan de forma natural las recomendaciones y confíen en "las personas que velan por su seguridad" y que en un momento determinado pueden decidir vetar el baño en un embalse o izar una bandera roja en una playa.
"Cuando en un pantano hay un cartel de prohibido bañarse no tenemos que pensar que lo han puesto ahí para fastidiar. Tenemos que pensar que por algo será, que no sabemos por qué, pero que quizá ocurra algo en esas aguas tan tranquilas que nosotros no vemos. Algo habrán visto los que saben para decirnos que no nos podemos bañar justo en esa zona", ha apuntado.
Cruz Roja Española difunde además otras recomendaciones, como no tirarse nunca de cabeza en zonas donde no se conoce la profundidad o que los ciudadanos elijan para bañarse áreas con vigilancia. "El día a día nos demuestra que es fundamental y que muchos de los ahogamientos se producen en entornos o en horarios donde no hay servicios de salvamento. Cuando no disponemos de esto, los resultados pueden ser tan fatales como los que hemos visto este fin de semana", ha señalado en relación al ahogamiento de dos niñas en el pantano madrileño de Valmayor, donde no está permitido el baño.
Asimismo, el doctor recuerda que el llamado "corte de digestión" no es un mito, sino el riesgo real de que se produzca un choque térmico por el cambio brusco de la temperatura corporal al entrar en agua fría mientras se realiza la digestión y recomienda en este sentido esperar al menos hora y media después de comer e introducirse en el agua siempre poco a poco, mojando primero muñecas, la nuca y la tripa.