MADRID, 9 May. (EUROPA PRESS) -
Investigadores de la Universidad de Connecticut (Estados Unidos) han descubierto cómo un fallo de comunicación entre las bacterias gram-negativas y las células puede desencadenar una sepsis que puede resultar muy peligrosa e incluso mortal, según datos de un estudio publicado en la revista 'Cell'.
La sepsis o septicémia es una infección generalizada producida por la presencia en la sangre de microorganismos patógenos o de sus toxinas, que hace que el organismo despliegue toda una respuesta defensiva que puede resultar apocalíptica y afectar a él mismo, ya que en ocasiones provoca una muerte celular que puede resultar letal.
Los científicos y los médicos llevan tiempo estudiando esta respuesta del organismo tan peligrosa consigo mismo, y en este trabajo plantean que igual las células no están siendo invadidas y sólo piensan que lo son.
Según han visto, cuando estas bacterias están presentes en el torrente sanguíneo secretan unas pequeñas vesículas que interactúan con células humanas y les permite entrar en ellas. Y una vez dentro, activan los lipopolisacáridos (LPS), que son unas moléculas potentes que hacen sonar la señal de alarma del sistema inmune.
De este modo, cuando la célula los detecta piensa que una bacteria ha sobrepasado sus defensas y se suicida, activando a su vez sus citoquinas inflamatorias para alertar al sistema inmune.
Todo esto tiene sentido, según los autores, excepto cuando se piensa en ello desde el punto de vista de la bacteria, ya que su objetivo no es matar a su huésped, sino que quieren aprovecharlo para sobrevivir y multiplicarse.
LA MUERTE CELULAR, UN EFECTO COLATERAL
La inmunóloga y principal autora del estudio, Sivapriya Kailasan Vanaja, dice que el propósito de las vesículas no es realmente matar las células sino comunicarse con otras células, tanto de otras bacterias como de sus vecinas humanas.
Estas vesículas secretadas por las bacterias pueden modificar las células cercanas de tal manera que favorezca la replicación bacteriana, al tiempo que también actúan como una esponja para absorber moléculas tóxicas para las bacterias, tales como antibióticos.
"Las bacterias aumentan la producción --de vesículas llenas de LPS-- cuando están en un ambiente hostil. En cierto modo, la muerte de las células huésped es sólo un daño colateral", dice Rathinam, que atribuye la aparición de la sepsis a un círculo vicioso ya que "cuanto más hostil es el microambiente más vesículas produce, más células se suicidan y se produce más inflamación y fiebre".
No obstante, esta investigadora y su equipo consideran que este hallazgo también se convierte en una herramienta para conocer mejor este mecanismo y saber cómo detener una reacción séptica cuando está fuera de control.