MADRID 23 Dic. (EUROPA PRESS) -
Llega la Navidad y con ella los juguetes, pero hoy en día en el panorama lúdico se encuentran las nuevas tecnologías. En la era 2.0 los niños pequeños se ven atraídos por las pantallas en vez de por los juegos tradicionales, y como consecuencia los padres creen que es negativo, pero en realidad no hay una edad mejor que otra para empezar a jugar con juguetes tecnológicos siempre y cuando se incorporen con sentido común y con la supervisón de un adulto, según ha asegurado el profesor de los estudios de Psicología y Ciencias de la Información de la UOC, Julio Meneses.
La edad no importa, lo que importa es la forma en cómo se introduce al niño a jugar con las nuevas tecnologías, que no tiene que hacerse como si "fuera un hecho extraordinario", ha señalado Meneses.
Es obvio que los juguetes tienen que servir para jugar y para pasárselo bien, pero también para compartir, aprender y desarrollar las diferentes capacidades de los niños. Los juguetes tecnológicos atraen a los niños "porque les ofrecen un mundo casi sin límites y unas grandes posibilidades para jugar, simular y entretenerse", ha afirmado el profesor de los estudios de Psicología y Ciencias de la Información de la UOC, Guillermo Bautista.
Por tanto, es importante incorporar las nuevas tecnologías en la vida cotidiana de los niños, y esto tiene que ser entendido como un ejercicio de normalidad por parte de los adultos. Con los juguetes tecnológicos "los más pequeños pueden aprender colores o formas y entrenar diferentes habilidades cognitivas", mientras que para "los mayores pueden ser una herramienta potencial de aprendizaje, sobre todo por su versatilidad", ha indicado Bautista.
En cuanto a la diferencia entre géneros, hay estudios que corroboran que los chicos se ven más traídos por este tipo de juegos, pero Bautista cree que "esta actitud está condicionada por los modelos y referentes sociales: en su publicidad, en sus personajes, planteamientos de juego".
Además, algunas investigaciones muestran que los niños y los jóvenes son un colectivo heterogéneo, que no se corresponde con la imagen popular que los presenta como seres humanos indefensos ante las innovaciones tecnológicas.
EL PAPEL DE LOS PADRES Y MADRES
Los padres sirven a menudo de ejemplo con sus prácticas y, por lo tanto, deben ser coherentes en lo que piden a sus hijos y lo que ellos mismos hacen. Por ello es importante que acuerden cómo jugar y hagan cumplir unos tiempos de uso para aprovechar las tecnologías como una experiencia educativa más, según Julio Meneses.
Para poder cumplir con esto, los especialistas han elaborado un decálogo donde recomiendan conocer las nuevas tecnologías; no prohibir su uso; poner límites y normas en su uso; compartir tiempo y juegos tecnológicos, comunicarse y disfrutar en torno a este tema; actuar con prevención, precaución y seguridad; informarse y aprender sobre el tema; ser conscientes que utilizarlos tiene que responder a una necesidad real y no creada; ser coherente con su uso; colaborar para que los niños y jóvenes aprendan como se usan (comunicación escuela-familia), y dar alternativas de juego a los hijos.