MADRID 30 Jul. (EUROPA PRESS) -
El consumo de alimentos y bebidas frías propio del verano conlleva un aumento de la aparición de casos de sensibilidad dental, una sensación desagradable e incluso dolorosa, que puede estar localizada en uno o varios dientes.
En esta dolencia no existen grados, señala el doctor Alejandro Lobo, odontólogo de las clínicas Milenium Dental de Sanitas, quien considera que "hay que tener en cuenta que cada paciente tiene el umbral del dolor distinto y siente de manera subjetiva la sensibilidad dental, lo que hace imposible establecer grados en esta patología".
En lo que se refiere a su aparición, cree que "se puede deber tanto al desgaste mecánico del diente y/o encía como al desgaste por erosión ácida del diente". "Este desgaste, generalmente a nivel del cuello dental, hace que perdamos la protección que ofrece el esmalte y la encía dejando al descubierto la dentina y, a veces, la propia raíz del diente", precisa.
Para prevenir la aparición de esta dolencia, es fundamental una buena higiene bucodental, aunque un cepillado demasiado agresivo puede favorecer la aparición de sensibilidad dental. También se debe evitar o reducir el consumo de sustancias frías o ácidas. Asimismo, "es recomendable utilizar productos específicos para la sensibilidad dental tales como pastas dentífricas, colutorios o geles tópicos", señala Lobo.
En los casos más frecuentes en los que la sensibilidad dental es moderada y no se ha producido un daño importante en el diente o encía, los efectos del tratamiento comienzan a percibirse de 10 a 15 días de su comienzo.
"En los casos en los que se produce retracción gingival severa, se puede recurrir al uso de cirugía mucogingival con injertos de encía. Ésta no es una técnica sencilla, requiere de un estudio previo y debe ser realizada por un periodoncista", precisa experto, para quien es "imprescindible" que, antes de someterse a cualquier tratamiento, "quienes sufran sensibilidad dental consulten con un profesional cualificado".