Una señal ayuda a las células del cáncer pancreático a esconderse del sistema inmunológico

Cáncer de páncreas
FLICKR ED UTHMAN
Actualizado: lunes, 17 abril 2017 8:10

   MADRID, 17 Abr. (EUROPA PRESS) -

   Investigadores del Centro Médico de la Universidad de Nueva York Langone (NYU, por sus siglas en inglés) y su Centro de Cáncer Perlmutter, en Estados Unidos, han descubierto un camino crítico por el cual las células cancerosas pancreáticas apagan el sistema inmunológico encargado de atacarlas, como se describe en un artículo sobre su trabajo publicado en la edición digital de este lunes de 'Nature Medicine'.

   El estudio, realizado en ratones y con análisis de cánceres humanos, encontró niveles muy altos de dos proteínas --dectina-1 y galectina-9-- en los tumores pancreáticos. Su interacción impidió que las células inmunitarias de respuesta primaria, llamadas macrófagos, desencadenaran reacciones que matan las células cancerosas. Análisis relacionados de los datos de los pacientes humanos vincularon niveles elevados de galectina-9 con reducción de la supervivencia en el adenocarcinoma ductal pancreático (PDA, por sus siglas en inglés), aunque los autores dicen que se necesitan estudios más grandes de confirmación.

   Los investigadores de Perlmutter utilizaron un modelo de ratón de PDA, una enfermedad que suele ser fatal en los pacientes dentro de los cinco años del diagnóstico. Se compararon los ratones con cáncer de páncreas que fabricaban dectin-1 contra un grupo diseñado para no producir la proteína, mostrando que los ratones sin dectina-1 vivieron más tiempo. El equipo también encontró que el tratamiento de ratones con un anticuerpo que bloqueaba la interacción galectina-9/dectina-1 redujo drásticamente el tamaño del tumor y aumentó la supervivencia.

   "Las células cancerosas pancreáticas son mortales porque programan las células inmunes cercanas para permitir que los tumores sobrevivan y crezcan", explica el autor del estudio George Miller, jefe del Programa de Inmunología del Cáncer de Perlmutter y vicepresidente de investigación del Departamento de Cirugía de la Universidad de Nueva York Langone.

   "Nuestro estudio revela un mecanismo previamente desconocido que podríamos ser capaces de bloquear para hacer los tumores 'visibles' nuevamente a las células inmunitarias atacantes, tal vez en combinación con otras inmunoterapias", plantea Miller, también profesor asociado en el Departamento de Biología Celular.

UN CAMINO EQUIVOCADO

El sistema inmunológico del cuerpo, que reconoce y destruye los microbios invasores, también detecta los tumores como anormales, pero las células cancerosas ponen señales que les ayudan a evadir la respuesta inmune, dicen los autores. El nuevo estudio de NYU Langone gira en torno a la capacidad de las células inmunitarias para "decidir" qué tipos de células en función del tipo de invasor encontrado, incluidos los macrófagos que llegan primero a los sitios de infección.

   Los macrófagos de la clase M1 matan efectivamente las células cancerosas, dicen los autores. Sin embargo, si en su lugar los macrófagos maduran en la clase M2 suprimen las respuestas antitumorales. Se sabe que las células cancerosas pancreáticas emiten señales que desplazan el linaje de los macrófagos que se precipitan desde M1 a inmunosupresores M2. Este efecto se ha vinculado en estudios anteriores a la supervivencia más corta en pacientes con cáncer, pero la forma en que sucede no se entiende completamente.

   Los macrófagos M1 y M2 tienen receptores de proteínas en sus superficies que les permiten recibir señales de su entorno. El nuevo trabajo revela que las células cancerosas pancreáticas no sólo envían señales que hacen que los macrófagos produzcan cantidades anormales de receptores de superficie dectina-1, sino que también hacen que las propias células tumorales expresen altos niveles de galectina-9.

   La galectina-9 activa la dectina-1, desplazando los macrófagos a la vía M2 y evitando que combatan el cáncer, según los investigadores. Cuando los ratones portadores de tumores pancreáticos fueron inyectados con un anticuerpo que impide que la galectina-9 se acoplen a la dectina-1, desarrollaron macrófagos M1, que enviaron señales que elevaron dramáticamente el número de células T capaces de atacar las células cancerosas.

   El tamaño del tumor en ratones inyectados con el anticuerpo disminuyó continuamente con el tiempo, mientras que su supervivencia aumentó. Mientras que sólo el 25 por ciento de los roedores no tratados estaban vivos a los 55 días, el 90 por ciento de los animales tratados con el anticuerpo galectina-9 sobrevivieron.

   Los inhibidores del punto de control son una clase emergente de inmunoterapias que han sido aprobados para el tratamiento de varios cánceres; pero han sido ineficaces en ensayos clínicos contra el cáncer de páncreas. Cuando los autores trataron ratones con una combinación de anticuerpos contra la galectina-9 y la proteína de "punto de control", el receptor de muerte programada 1 (PD1), encontraron que los tumores tenían menos de la mitad del tamaño de los tratados con cualquiera de los anticuerpos.

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