MADRID, 23 May. (EUROPA PRESS) -
Con motivo del Día Nacional de la Epilepsia, que se celebra este 24 de mayo, la Sociedad Española de Neurología (SEN) recuerda que la epilepsia es la enfermedad neurológica más frecuente en niños y la tercera enfermedad neurológica más prevalente en España.
La SEN estima que más de 400.000 personas padecen epilepsia en España, de los cuales, unos 100.000 corresponderían a casos en niños. "Una persona padece epilepsia cuando ha tenido dos o más crisis epilépticas. Y se denomina crisis epiléptica a cualquier episodio neurológico generado por una excesiva actividad eléctrica de las neuronas cerebrales", explica el coordinador del Grupo de Estudio de Epilepsia de la SEN, el doctor Juan José Poza.
No obstante, el doctor Poza asegura que las crisis "pueden tener distintas presentaciones dependiendo de la parte del cerebro que se vea afectada por esta actividad eléctrica excesiva".
Aunque existen más de 30 tipos de crisis epilépticas que pueden ir desde alteraciones breves del movimiento a alteraciones del nivel de conciencia, contracciones musculares o convulsiones prolongadas y graves, generalmente "existen dos tipos de crisis epilépticas: las crisis generalizadas, cuando afecta a toda la corteza cerebral, y las crisis parciales o focales cuando afecta a un grupo específico de neuronas cerebrales", según explica el doctor Poza.
Según datos de la SEN, cada año se diagnostican en España unos 20.000 nuevos casos de esta enfermedad, principalmente en niños y personas mayores de 65 años. Aunque en los últimos años, distintos estudios europeos están mostrando un descenso en la incidencia de epilepsia de nuevo inicio en niños, frente a un aumento significativo en el grupo de las personas mayores de 65 años.
En todo caso, las causas de esta enfermedad en estos dos grupos poblacionales suele ser diferente: mientras que en niños suele ir ligada a alteraciones del desarrollo cerebral y/o a causas genéticas; en edades más avanzadas es más común que se asocie a causas degenerativas o como consecuencia de problemas vasculares, ictus, tumores o traumatismos.
No obstante, y a pesar de que en los últimos años se han dado grandes avances en el campo del diagnóstico de esta enfermedad, entre el 25 y el 40 por ciento de nuevos casos de epilepsia, sobre todo en personas adultas, no se ha conseguido identificar la causa exacta detrás de esta enfermedad.
"Además, no todos los pacientes pueden acceder con facilidad a las técnicas diagnósticas, ya que su acceso es desigual en el territorio nacional. Esto, unido al hecho de que hasta un 25 por ciento de las crisis pueden pasar inadvertidas tanto por los pacientes como por sus familiares, o incluso por parte del personal sanitario, dificulta los tiempos de diagnóstico", asegura el doctor Poza.
Asimismo, el doctor señala que, actualmente, el retraso en el diagnóstico de esta patología "pueda alcanzar los 10 años, lo que hace que exista un importante porcentaje de pacientes aún sin diagnosticar". Y, por otra parte, el número de diagnósticos falsos positivos en esta enfermedad "podría llegar hasta al 18 por ciento, lo que es sorprendentemente alto".
"Hay que tener en cuenta que padecer una convulsión no significa que se padezca epilepsia. Hasta el 10 por ciento de la población tendrá una convulsión a lo largo de la vida, pero solo un tres por ciento de la población española padecerá epilepsia", añade.
Para evitar estos errores y retrasos diagnósticos, desde la SEN se insisten en la necesidad de realizar pruebas diagnósticas a todos los pacientes sospechosos de padecer esta enfermedad, principalmente una monitorización video-EEG prolongada, como primer paso para un correcto tratamiento de la epilepsia.
En las últimas décadas han aumentado considerablemente las posibilidades de tratamiento de esta enfermedad. No solo ha incrementado el número de fármacos antiepilépticos disponibles, que ha permitido que cerca de un 70 por ciento de los pacientes puedan controlar sus crisis, sino que aproximadamente un cinco por ciento de los pacientes con epilepsia también pueden beneficiarse del tratamiento quirúrgico.
Sin embargo, alrededor de un 30 por ciento de los pacientes son farmacorresistentes y verán comprometida seriamente su calidad de vida. No en vano, la Organización Mundial de la Salud (OMS) señala que la epilepsia es la segunda enfermedad neurológica en años de vida potencialmente perdidos o vividos con discapacidad.
En Europa se calcula, además, que el 50 por ciento de los pacientes viven estigmatizados, que su expectativa de vida se ve reducida entre dos y 10 años y que su tasa de mortalidad es 2-3 veces mayor que la de la población general. Además, el 60 por ciento de los pacientes europeos asocian otras comorbilidades como trastornos psiquiátricos, neurológicos o intelectuales.
Por otra parte, las crisis epilépticas son un motivo de ingreso frecuente en los servicios de Urgencias. Suponen en la actualidad entre el uno y el tres por ciento del total de ingresos anuales y es, después del ictus, la segunda causa de atención neurológica en Urgencias.
Además, los ingresos por crisis epilépticas tienen una morbimortalidad relevante, bien porque pueden ser consecuencia directa de alguna causa potencialmente grave (como traumatismos, ictus, meningoencefalitis) o a complicaciones como el estatus epiléptico.