MADRID, 16 Ene. (EUROPA PRESS) -
El estrés de seguir a diario las noticias políticas puede afectar negativamente a la salud mental y el bienestar de las personas, pero desentenderse también tiene sus desventajas, según una investigación publicada por la Asociación Americana de Psicología en su revista científica 'Journal of Personality and Social Psychology'.
Según los investigadores, de la Universidad de Toronto (Canadá), existen estrategias que pueden ayudar a las personas a gestionar esas emociones negativas, como distraerse de las noticias políticas, pero esas mismas estrategias también reducen el impulso de las personas a actuar en favor de las causas políticas que les preocupan.
"Cuando se trata de política, puede haber una disyuntiva entre sentirse bien y hacer el bien. Protegerse del estrés de la política puede ayudar a promover el bienestar, pero también tiene un coste para mantenerse comprometido y activo en la democracia", ha comentado la doctora Brett Q. Ford, profesora adjunta de Psicología en la Universidad de Toronto.
Investigaciones anteriores y los datos de las encuestas han revelado que la política puede ser un importante factor de estrés en la vida de las personas. Sin embargo, la mayoría de esas investigaciones se han centrado en acontecimientos políticos importantes, como las elecciones presidenciales.
Ford y sus colegas querían explorar los efectos emocionales y de salud mental de las noticias políticas cotidianas y cómo la gente utiliza distintas estrategias para gestionar esas emociones negativas.
"La política no es sólo algo que afecta a la gente cada cuatro años durante la temporada electoral: parece filtrarse en la vida cotidiana. Pero no sabemos mucho sobre el impacto que puede tener la política en el día a día", ha destacado Ford.
Para saber más, ella y sus colegas empezaron por pedir a una muestra políticamente diversa de 198 estadounidenses que respondieran a una serie de preguntas cada noche durante dos semanas sobre el acontecimiento político en el que más pensaban ese día, las emociones que sentían en respuesta, cómo gestionaban esas emociones, su bienestar psicológico y físico general ese día y lo motivados que se sentían para participar en acciones políticas.
En general, los investigadores descubrieron que pensar en acontecimientos políticos cotidianos evocaba emociones negativas en los participantes, a pesar de que en la pregunta de la encuesta no se les había pedido que pensaran en acontecimientos políticos negativos.
Los participantes que experimentaban más emociones negativas relacionadas con la política presentaban un peor estado de salud psicológica y física en el día a día, pero también se mostraban más motivados para actuar en causas políticas, como el voluntariado o las donaciones a campañas políticas.
En la encuesta también se preguntó a los participantes sobre varias estrategias que podrían haber utilizado para gestionar sus emociones negativas, como distraerse de las noticias y la 'reevaluación cognitiva', es decir, replantearse lo que pensaban sobre un acontecimiento noticioso para que pareciera menos negativo.
Los participantes que utilizaron con éxito estas estrategias para gestionar sus emociones negativas manifestaron un mayor bienestar diario, pero también una menor motivación para emprender acciones políticas.
A continuación, los investigadores repitieron estos resultados durante tres semanas con un grupo más amplio de 811 participantes que incluía no sólo a demócratas y republicanos, sino también a personas afiliadas a un partido político diferente o a ningún partido.
En una segunda serie de experimentos, Ford y sus colegas pidieron a los participantes que vieran fragmentos de noticias políticas de los programas de noticias de tendencia liberal y conservadora mejor valorados, en lugar de pedirles simplemente que informaran sobre la política que habían conocido.
En estos experimentos, los participantes vieron un fragmento del programa de Rachel Maddow (para los participantes liberales) o de Tucker Carlson Tonight (para los participantes conservadores). En un primer experimento, los investigadores descubrieron que los participantes que veían el vídeo político experimentaban más emociones negativas que los que veían un vídeo neutro, no político, y se mostraban más motivados para colaborar como voluntarios en causas políticas o emprender otras acciones políticas. El efecto se mantuvo en todos los partidos políticos.
En un experimento final, los investigadores pidieron a los participantes que probaran distintas estrategias de regulación emocional mientras veían los vídeos: distracción, reevaluación cognitiva o aceptación de sus sentimientos negativos.
Replicando los resultados de los estudios diarios, los investigadores descubrieron que dos de las estrategias, la distracción y la reevaluación cognitiva, reducían sistemáticamente las emociones negativas de los participantes, lo que a su vez predecía un mayor bienestar, pero indirectamente reducía la probabilidad de que quisieran emprender acciones políticas.
En general, los resultados sugieren que la política tiene un efecto diario significativo en la salud y el bienestar de muchos estadounidenses, según los autores.
"La política moderna, con sus controversias diarias, su incivilidad y su ineptitud, supone una carga emocional para los estadounidenses", ha destacado Matthew Feinberg, coautor del estudio y profesor de Comportamiento Organizacional en la Rotman School of Management de la Universidad de Toronto.
Según los investigadores, esto tiene importantes implicaciones, sobre todo para los activistas que desean implicar a la gente en la defensa de causas políticas sin perjudicar su salud mental.