MADRID, 22 Abr. (EUROPA PRESS) -
Investigadores de la Universidad Pompeu Fabra de Barcelona y el Centro de Cognición, Cerebro y Lenguaje del País Vasco han descubierto que resulta igual de estresante mentir en la lengua materna que hacerlo en otro idioma, siendo en ambos casos posible distanciarse emocionalmente de las repercusiones de la mentira.
EMOCIONES Y MENTIRAS
Hasta ahora se pensaba que la emotividad se reducía cuando se expresa en una lengua diferente a la materna y que la toma de decisiones de tipo emotivo se modula en función de la lengua en que se enmarca, según han explicado los autores del estudio que publica la revista 'Psychonomic Bulletin &Review'.
Teniendo en cuenta esta idea, las personas son más emotivas en su propia lengua y son propensas a tomar decisiones más racionales en un contexto comunicativo no nativo.
Sin embargo, el trabajo dirigido por Alberto Costa y Jon Andoni ha explorado la interacción entre la acción de mentir intencionadamente y el procesamiento de una segunda lengua, distinta de la lengua nativa, y han demostrado que esto no es así.
Dado que la mentira requiere de un componente emocional, los autores partieron del supuesto de que esta emotividad podría verse atenuada si la mentira se expresaba en una lengua diferente a la materna. De este modo, estudiaron la interacción entre la mentira y el uso de una lengua no nativa, dos acciones capaces de producir estrés en el hablante.
En el experimento, se pidió a nativos españoles con dominio del inglés que nombraran fotografías de animales en voz alta. Dentro de cada grupo, dependiendo de las instrucciones, se pedía la descripción del animal que los participantes estaban viendo (enunciados verdaderos) o que deliberadamente se nombrara otro animal diferente al que se les mostraba en la imagen que se les presentaba (declaraciones falsas, o mentiras).
MEDIANTE EL ANÁLISIS DE LA DILATACIÓN DE LAS PUPILAS
La dilatación de la pupila fue la medida primaria para evaluar los resultados del experimento, ya que es un indicador asociado con la respuesta emocional y el aumento de la carga cognitiva.
Los investigadores encontraron que las variables estresantes aumentaban la respuesta emocional. Es decir, la dilatación de la pupila fue mayor cuando se hablaba en un idioma extranjero y también cuando las personas mentían, aunque lo hicieran en su propia lengua.
Según Costa, es importante destacar que la magnitud de los efectos de la mentira fue comparable en los dos idiomas. "La mentira en inglés resultó ser tan emotiva como la mentira en español nativo", ha asegurado.
Este resultado resultó ser un tanto inesperado, ya que los participantes no fueron capaces de distanciarse emocionalmente de las repercusiones de su mentira, aunque fuera en otro idioma.
No obstante, como ha añadido Duñabeitia, "dado que hablar en una lengua no nativa implica una carga cognitiva mayor, la predicción lógica hubiera sido que mentir en inglés debería ser más costoso que mentir en castellano, y los resultados muestran que no ha sido así". Todo ello, pese a la mayor carga cognitiva asociada con hablar en un lenguaje diferente al nativo.