MADRID 18 Ene. (EUROPA PRESS) -
Cerca del 2 por ciento de la población presenta una alteración genética que hace que sus axilas no produzcan mal olor cuando transpiran pero, pese a ello, hasta el 78 por ciento utiliza desodorante, según los resultados de un estudio de la Universidad de Bristol (Reino Unido) que publica el 'Journal of Investigative Dermatology'.
Después de que estudios previos demostraran que una alteración poco común del gen ABCC11 estaba relacionada con el mal olor de las axilas al sudar, este grupo de expertos estaba interesado en saber si las personas que tenían presentaban esta peculiaridad era conscientes de ello y, sobre todo, podían evitar el uso de desodorantes.
Para ello, analizaron una muestra de más de 6.495 mujeres con sus parejas e hijos y constataron la baja incidencia de esta alteración genética, presente en apenas un 2 por ciento de los participantes en el estudio.
Esto varía dependiendo del origen étnico de cada uno, ha reconocido el principal autor de la investigación, Ian Day, que recuerda que en el Noreste de Asia la alteración del gen ABCC11 es mucho más común y "la mayoría de gente no usa desodorante porque no lo necesita".
Sin embargo, el estudio demostró que había un 78 por ciento de quienes presentaban esta mutación que, pese a no tener mal olor en sus axilas, usaban estos productos "todos o casi todos los días".
"Solo una cuarta parte parecen ser conscientes de que no producen olor alguno y no usan desodorante. Sin embargo, el resto si lo hacen, creemos que por seguir las normas socioculturales", ha defendido.
No obstante, ha añadido otro de los autores del trabajo, el profesor. Santiago Rodríguez, estos resultados también tienen "cierto potencial para el uso de la genética en la elección de productos de higiene personal".
"Un simple test genético nos permitiría reforzar el autoestima y ahorrar un poco, evitando compras innecesarias y la exposición a estos productos", ha explicado.
Los autores destacan también que en su estudio han comprobado otro hecho ya supuesto, que quienes cuentan con esta variante genética tan poco común son también más propensos a tener cerumen seco en el oído, lo que podría constituir "un buen indicador de si una persona produce olor de la axila".