MADRID 1 Mar. (EUROPA PRESS) -
El análisis de restos momificados y los jeroglíficos de los templos han permitido a un grupo de científicos de la Universidad de Manchester, en Reino Unido, descubrir la mala alimentación y los "espléndidos banquetes" ricos en grasas saturadas que se daban los sacerdotes del antiguo Egipto.
De hecho, y según explican en un artículo publicado en la revista 'The Lancet', muchos de ellos podrían haber fallecido por ateroesclerosis, o estrechamiento de las arterias por acumulación de grasa, provocada por las ingentes cantidades de comida que ofrecían a sus dioses y, sin embargo, acababan comiéndose en casa junto a sus familiares tras el ritual.
Por un lado, los investigadores utilizaron escáneres de rayos-X para analizar los restos de más de 60 momias descubiertas en los últimos 30 años. En aquellas en las que pudieron identificar los corazones o las arterias de los cadáveres, comprobaron que en más de la mitad había signos evidentes de altos niveles de depósitos calcificados en la pared arterial, tanto en los sacerdotes como en sus familiares.
A esto hay que añadir la traducción de las inscripciones grabadas en los muros de los templos egipcios, que han revelado que los sacerdotes ofrecían a sus dioses grandes platos de ganado, gansos, pan, fruta, vegetales, dulces, vino y cerveza, con una frecuencia de hasta tres veces al día.
Sin embargo, explicó Rosalie Davis, directora de la investigación, el análisis nutricional revela que el banquete tiene un alto contenido en grasas, ya que el ganso tiene hasta un 63 por ciento más de grasa, de la que el 20 por ciento es saturada. Asimismo, el pan de esa época era mucho más duro que el actual, a veces enriquecido con grasa, leche y huevos, mientras que las tartas estaban producidas con grasa animal.
Además, el consumo de alcohol que acompañaba este banquete también favorecía un aumento de los niveles de triglicéridos, el principal tipo de grasa transportado por el organismo, "muy por encima de las recomendaciones que se hacen hoy en día", aseguró esta investigadora, apuntando a que el consumo de sal también pudo ser muy alta al ser utilizada como conservante.
Según los investigadores, esto podría explicar también porqué la élite de los antiguos egipcios tenía una expectativa de vida de entre 40 y 50 años, ya que "las inscripciones en los templos, que registraban los rituales diarios, pueden combinarse con la información de las momias para ofrecer evidencia adicional sobre los sacerdotes y su dieta".
Por su parte, el profesor Tony Heagerty, del Grupo de Investigación Cardiovascular de la Universidad de Manchester y coautor del estudio, asegura que esta investigación muestra que las enfermedades cardiovasculares son "mucho más antiguas de lo que se cree", inducida por la dieta, y no que es una epidemia propia del siglo XX.
En cualquier caso, la egiptóloga Davis concluye que "no pudo haber habido un mensaje más evocador: vive como un dios y lo pagarás con tu salud".