MADRID 3 Mar. (EUROPA PRESS) -
Investigadores de las universidad de Bristol (Reino Unido) y Rochester (Estados Unidos) aseguran que el impacto psicológico que causa la pérdida de un bebé durante el embarazo o a la hora de dar a luz puede durar varios años, incluso después de tener otro niño sano.
Así se desprende de las conclusiones de un estudio con más de 13.000 mujeres que publica en su último número el 'British Journal of Psychiatry', cuyos autores abogan por tener en cuenta que la pérdida de un bebé debe tenerse en cuenta a la hora de evaluar el riesgo de depresión.
Uno de cada cinco embarazos termina en aborto involuntario y, aunque las mujeres que lo padecen son más propensas a sufrir cuadros de depresión o ansiedad posteriormente, se pensaba que este tipo de trastornos no se perpetuaban mucho en el tiempo ya que la mayoría vuelve a quedarse embarazadas.
Además, también existen pocos estudios que hayan analizado si estos cuadros de ansiedad o depresión persisten después de haber dado a luz a un niño sano.
Por ello, un equipo liderado por la doctora Emma Robertson Blackmore revisó los datos de un estudio realizado por la Universidad de Bristol en la década de los 90, en el que participaban más de 13.000 mujeres, de las cuales en torno a un 21 por ciento (unas 2.800) habían sufrido uno o varios abortos involuntarios.
Asimismo, se realizó un seguimiento de otro estudio con cerca de 14.000 niños nacidos en el condado de Avon, en Inglaterra, también sobre la misma época.
De este modo, pudieron observar que las mujeres que habían perdido un bebé padecían niveles más altos de ansiedad y depresión en los embarazos posteriores, pudiendo incluso persistir hasta tres años después de dar a luz a un bebé sano.
Según el profesor Jean Golding, que colaboró en el estudio, estos resultados muestran como "las mujeres que pierden un bebé no son capaces de superar esta circunstancia", lo que conlleva "importantes implicaciones para ella y su familia".
"Si no se ofrece un apoyo específico", añade la doctora Robertson Blackmore en declaraciones a la BBC, recogidas por Europa Press, "puede conllevar efectos adversos para los niños".
Para ello, añaden ambos expertos, es importante reforzar la formación de las matronas para que "pasen tiempo" con las embarazadas y "hablar de sus preocupaciones y sus temores", a fin de poder detectar estos posibles casos de depresión y "ofrecer un asesoramiento adecuado".