MADRID, 18 Ene. (EUROPA PRESS) -
En un segundo, miles de células inmunitarias perforan agujeros en los vasos sanguíneos mientras viajan fuera del torrente sanguíneo para examinar los órganos por problemas o unirse a la lucha contra un patógeno.
A pesar del asalto constante, el daño es despreciable y en un estudio, que se publica este martes en 'Cell Reports', los investigadores pueden revelar por qué: a medida que las células inmunitarias apretujan sus núcleos a través de las paredes de los vasos sanguíneos, la fuerza rompe los finos filamentos que forman el citoesqueleto --las proteínas del andamio que dan forma a una célula-- de las células endoteliales individuales que mantienen juntas la pared. Se sabe que estos filamentos se reemplazan rápidamente.
"Inicialmente, pensamos que las células inmunológicas sólo disuelven el citoesqueleto de estas células endoteliales y luego lo vuelven a sellar, pero no encontramos ningún signo de destrucción masiva", dice el autor Ronen Alon, inmunólogo e investigador de células madre en el Instituto Weizmann de Ciencia, en Israel.
"Después de obtener imágenes de fluorescencia, microscopía electrónica y análisis ultrastructural, hallamos un subconjunto de filamentos muy pequeños que se entrecruzan a lo largo de fibras elásticas más gruesas que comprenden las células individuales de la pared de los vasos sanguíneos y creemos que estos diminutos filamentos son los que se rompen durante el estrujamiento de los leucocitos y luego se vuelven a montar rápidamente", añade este experto.
En general, las delgadas paredes de los vasos sanguíneos atravesadas por células inmunitarias infiltrantes en la mayoría de los tejidos son eficaces a la hora de mantener la sangre y las células inmunitarias circulantes y sacar todo lo que no les pertenece. Cuando subconjuntos de células inmunes, los glóbulos blancos (leucocitos), encuentran señales específicas en los vasos sanguíneos en sitios cercanos de infección o inflamación, estos productos químicos guían a las células inmunitarias para que los detengan y los saquen de los vasos sanguíneos.
Poco después de la detención, los leucocitos utilizan señales quimioatractivas adicionales para arrastrarse, sobresalir y exprimir sus cuerpos, generando poros o huecos con un diámetro de entre cuatro a cinco micras, que es aproximadamente el diámetro de sus núcleos voluminosos. La pregunta presente durante mucho tiempo ha sido si estas aberturas se forman porque las células de los vasos sanguíneos se contraen como músculos pequeños en respuesta a sus interacciones con los leucocitos detenidos y arrastrados.
EL PAPEL DE LOS FILAMENTOS DE LAS CÉLULAS ENDOTELIALES
El estudio de Alon, basado en modelos in vitro y animales, sugiere que las aberturas implican de hecho un proceso activo impuesto por los núcleos de los leucocitos comprimidos: estos núcleos son empujados hacia delante por los propios motores de los leucocitos doblando y rompiendo los diversos filamentos que comprenden el citoesqueleto de las células endoteliales rotas por la compresión de los leucocitos.
"Envenenamos la maquinaria contráctil de las células de los vasos sanguíneos y las células inmunes todavía podían atravesarlas, generando grandes lagunas y poros --describe Alon--. Esto fue una gran sorpresa. Entonces, utilizamos otras manipulaciones bioquímicas, que han llevado a la conclusión de que es la rotura de los finos filamentos de las células endoteliales que abren huecos en respuesta al núcleo exprimido de cada célula inmune lo que actúa como un taladro".
Hay más preguntas sobre la física de cómo sucede esto que necesitan ser exploradas, según los autores de este trabajo. La investigación también es relevante para la fisiología del cáncer, ya que las células tumorales son mucho menos eficientes que los leucocitos en su capacidad para mover su núcleo hacia adelante y estrujarlo a través de los vasos sanguíneos en los sitios de metástasis.