MADRID, 4 Abr. (EUROPA PRESS) -
Investigadores de la Universidad de Sevilla han analizado la influencia que tiene la latitud en las actividades humanas y ha comprobado que, en el caso de España, el ritmo de vida a la hora de comer o dormir no está desacompasado respecto del ciclo de luz y oscuridad.
El objetivo de este trabajo, que publica la revista 'Scientific Reports', era desvelar la influencia que tiene la latitud (distancia al ecuador) en el papel regulador de la luz ambiental.
En especial después de que el ingeniero Sandford Fleming, diseñador del sistema de husos y de una hora universal, señaló en 1884 durante la Conferencia del Internacional del Meridiano que las personas realizarían siempre sus actividades básicas (dormir, comer, trabajar, estar en casa) guiados por el ciclo de luz-oscuridad y no por la hora que marque el reloj, que es solo un instrumento para administrar ese ciclo.
Para ello, el profesor de la Facultad de Física José María Martín Olalla y su equipo analizaron las encuestas oficiales de empleo del tiempo de 17 países europeos, incluida la Encuesta Armonizada Europea de Empleo del Tiempo (Hetus/Eurostat), de donde extrae cuándo realizan los trabajadores europeos sus actividades básicas.
Esta información, junto con el huso horario y los datos geográficos de latitud, longitud, permite deducir las condiciones de luz ambiental de las actividades y desvelar patrones regulares relacionados con el día más corto del año.
De este modo vieron que los datos españoles siguen los patrones europeos, lo que indica que la hora de Berlín no ha alterado la vida de los españoles y que su ritmo de vida no está desacompasado respecto del ciclo de luz y oscuridad. Es decir, que los trabajadores españoles no comen muy tarde, no se acuestan muy tarde, no ven la televisión muy tarde, no duermen poco y no tienen su vida desacompasada con el ciclo de luz y oscuridad.
El estudio muestra que el amanecer invernal (el más tardío del año y tanto más tardío cuanto más al norte) dispara la actividad humana por la mañana condicionando hábitos como el despertar, salir de casa o empezar a trabajar, más tempranos cuanto más al sur.
Y a mediodía, el anochecer invernal (el más temprano del año, y tanto más cuanto más al norte) empieza a influenciar el comportamiento humano,lo que hace que el almuerzo tienda a adelantarse en el norte y a retrasarse en el sur.
LA ACTIVIDAD ACABA MÁS TEMPRANO CUANTO MÁS AL NORTE
El anochecer invernal dispara el cierre de la actividad humana y domina hábitos vespertinos como dejar de trabajar, regresar a casa y cenar: siempre más tempranos cuanto más al norte. Finalmente, los hábitos nocturnos, como ver la televisión o irse a la cama, empiezan a estar influenciados por el amanecer del día siguiente: los países más al sur adelantan estos hábitos anticipándose a un amanecer más próximo.
La discusión horaria en España ha malinterpretado la función del huso y ha ignorado el influencia que la latitud, a través del ciclo de luz/oscuridad, tiene en los ritmos de vida humanos.
El día invernal, el más corto y duro del año, explica los hábitos horarios del continente. Su amanecer ocurre simultáneamente en la península ibérica, Alemania, Suiza, Francia, Bélgica, Países Bajos, Dinamarca y Suecia.
Por el contrario, el sol invernal necesita tres horas para ponerse escalonadamente desde Suecia hasta la península ibérica. Quienes destacan los "anómalos" hábitos vespertinos españoles están describiendo un fenómeno natural.