MADRID, 20 Jun. (EUROPA PRESS) -
Un 15 por ciento de los niños con artritis idiopática juvenil (AIJ) presenta riesgo de padecer uveítis, una inflamación de la membrana que cubre el ojo considerada una de las principales causas de ceguera en los países desarrollados.
"El tipo más frecuente en los pacientes con AIJ es la uveítis anterior crónica, que puede no ser dolorosa y suele pasar desapercibida en sus primeras fases y es el caso también de la pars planitis, otro de los tipos de uveítis intermedias más frecuentes en estos pacientes; por ello es importante tener un alto grado de sospecha para que los niños acudan a las revisiones periódicas lo antes posible", ha señalado el presidente de la Sociedad Española de Reumatología Pediátrica (SERPE), el doctor Jordi Antón.
Por este motivo, el abordaje multidisciplinar entre pediatras, reumatólogos y oftalmólogos es determinante para el seguimiento de la enfermedad y así lo han puesto de manifiesto en la 'V Jornada de Actualización en Artritis Idiopática Juvenil', organizada por la Sociedad Española de Reumatología Pediátrica (SERPE) y AbbVie.
Entre las principales conclusiones de la jornada destaca la importancia del diagnóstico precoz y el control estrecho de la AIJ, para lograr un mejor pronóstico de las complicaciones que puedan aparecer, como la uveítis.
"Su debut puede ser anterior, simultáneo o posterior a los primeros síntomas de la AIJ, aunque por lo general, aparece después, alrededor del primer año; existen factores de riesgo relacionados con la uveítis como la artritis de tipo oligoarticular, la presencia de anticuerpos antinucleares, o el inicio de la AIJ en edades tempranas", destaca el doctor.
ABORDAJE MULTIDISCIPLINAR Y DETECCIÓN PRECOZ
Los expertos han coincidido en la importancia de establecer un abordaje multidisciplinar y, para ello, SERPE ha apostado por un 'Protocolo de seguimiento y tratamiento de la uveítis asociada a AIJ' que se actualiza de forma periódica para mejorar la coordinación entre distintos especialistas.
"Todos los pacientes con AIJ deberían acudir al oftalmólogo en el primer mes tras recibir el diagnóstico; en caso de no presentar uveítis, la frecuencia de estos controles variará en función del subtipo de AIJ, del tiempo desde el inicio, de la edad del paciente, o la presencia de anticuerpos antinucleares", ha aclarado el experto.
En cambio, "una vez que el paciente sufra un brote, el objetivo será controlar la inflamación y el seguimiento dependerá del estado de la enfermedad", añade.
El carácter autoinmune e inflamatorio de la AIJ se asocia a una mayor persistencia de las complicaciones que este tipo de patologías producen. Por este motivo, la elección de una estrategia terapéutica debe hacerse lo antes posible, con el objetivo de minimizar el impacto de manifestaciones como la uveítis.
"Es una complicación grave, sobre todo si no se consigue controlar la inflamación y todavía hay niños que pueden llegar a perder la vista pero con los nuevos tratamientos esto es cada vez más raro; el mensaje para los padres de estos pacientes es positivo, pero debemos insistir en la importancia de acudir a controles periódicos en equipos multidisciplinares y especializados", ha incidido el doctor.