MADRID, 22 Mar. (EUROPA PRESS) -
Un nuevo estudio indica que las dificultades sociales a las que se enfrentan muchos adolescentes y adultos jóvenes sobrevivientes de cáncer a menudo persisten durante años después de su diagnóstico. Publicado en la revista 'Cancer', el trabajo indica que, aunque estas paersonas pueden ver alguna mejoría en su vida social durante el primer año después del diagnóstico, su actividad social tiende a permanecer constante después de eso, dejándoles socialmente disminuidos en comparación con sus compañeros sin cáncer.
La adolescencia y los primeros años de la edad adulta son un periodo desafiante de desarrollo físico, emocional, cognitivo y social, y un diagnóstico de cáncer y su tratamiento pueden agravar estos desafíos para los pacientes jóvenes. Muchos análisis han encontrado que los adolescentes y los adultos jóvenes con cáncer experimentan mayores desafíos en la actividad social en comparación con los compañeros libres de cáncer o los pacientes con cáncer más mayores, pero pocos estudios han examinado este fenómeno siguiendo a los mismos pacientes a lo largo del tiempo.
DESAFÍOS DE PASAR DE PACIENTE A SUPERVIVIENTE
Para examinar prospectivamente los cambios en el funcionamiento social entre adolescentes y adultos jóvenes en los primeros dos años después de un diagnóstico de cáncer, Olga Husson, del Centro Médico de la Universidad Radboud, en Países Bajos, y sus colegas pidieron a pacientes de cinco instituciones médicas de Estados Unidos que completaran una encuesta sobre el momento del diagnóstico y, de nuevo, 12 y 24 meses después. El estudio incluyó a 141 pacientes con cáncer de 14 a 39 años de edad en el momento del diagnóstico.
En todos los momentos estudiados, la actividad social de los pacientes fue peor en comparación con la población normal. Aunque mejoró algo durante el primer año después del diagnóstico, la actividad social siguió siendo significativamente más baja comparada con lo normal en la población después de 24 meses.
Los autores también examinaron las diferentes trayectorias de la actividad social a lo largo del tiempo y encontraron que uno de cada tres supervivientes de cáncer informó de una actividad social consistentemente baja en todos los momentos. Estos pacientes fueron más a menudo los que no recibían tratamiento, lo que puede reflejar los desafíos de la transición del paciente de cáncer a sobreviviente, incluyendo preocupaciones sobre los impactos negativos en las finanzas, la imagen corporal, metas de trabajo, relaciones y planes para tener hijos.
Además, los supervivientes que obtuvieron puntuaciones consistentemente bajas en la actividad social informaron de sufrir más síntomas físicos y mayores niveles de angustia psicológica, además de percibir que recibían menos apoyo social. "Reducir los síntomas físicos y la angustia psicológica y mejorar el apoyo social mediante intervenciones en el periodo posterior al tratamiento puede ayudar a estos jóvenes supervivientes a reintegrarse mejor en la sociedad", concluye Husson.