MADRID 14 Nov. (EUROPA PRESS) -
La directora de la Unidad de Retina de Clínica Baviera, Marta S. Figueroa, ha advertido que la diabetes puede afectar a la visión de forma "silenciosa" y generar retinopatía diabética, una afección que daña progresivamente los vasos sanguíneos de la retina y puede producir pérdida de visión si no se detecta y trata a tiempo.
En el Día Mundial de la Diabetes, desde Clínica Baviera han querido poner el foco en el impacto que tiene en los ojos esta enfermedad metabólica, que se calcula que padecen en España más de cinco millones de adultos, esto es, en torno al 14 por ciento de la población.
La retinopatía diabética afecta principalmente a pacientes de diabetes mellitus tipo 1 y no suele presentar síntomas en fases iniciales, por lo que la patología progresa sin que sea percibida. "Esta patología no duele, y por eso muchas veces el paciente no consulta hasta que nota que ve borroso o menos nítido. Cuando aparecen los primeros síntomas, la enfermedad ya suele estar en una fase más avanzada", ha explicado la doctora Figueroa.
Por eso, los oftalmólogos recomiendan a todas las personas con diabetes que se sometan a una revisión oftalmológica al menos una vez al año. "Revisar el fondo de ojo permite detectar alteraciones antes de que afecten a la visión", ha subrayado la directora de la Unidad de Retina de Clínica Baviera.
En cuanto a los factores de riesgo, el principal tiene que ver con los años que lleva el paciente sufriendo diabetes, cuando más tiempo, mayor es la posibilidad de que la retina se dañe. También influyen los altos niveles de glucosa en sangre, la hipertensión arterial, el colesterol elevado, la enfermedad renal crónica y el embarazo en mujeres con diabetes.
CÓMO ACTUAR ANTE LA RETINOPATÍA DIABÉTICA
La oftalmóloga ha detallado que si la retinopatía diabética se identifica en fases iniciales, la prioridad es reforzar el control de la diabetes y proteger la salud ocular con hábitos que frenen su avance y las revisiones periódicas.
Para ello, se deben mantener estables los niveles de glucosa, colesterol y presión arterial, seguir una alimentación equilibrada, realizar actividad física de forma regular y evitar el tabaco y el alcohol. En este sentido, la coordinación entre diabetólogos y oftalmólogos es esencial para un seguimiento adecuado y para actuar con rapidez ante cualquier cambio visual.
Si la enfermedad progresa y surgen complicaciones, como edema macular o la aparición de vasos sanguíneos anómalos, la experta ha precisado que existen tratamientos específicos, como las inyecciones intraoculares de fármacos antiangiogénicos o corticoides de liberación gradual, que ayudan a controlar la inflamación y el daño vascular.
En casos más avanzados, ha señalado que pueden ser necesarios tratamientos como la cirugía mediante vitrectomía, para abordar hemorragias en el vítreo o desprendimientos de retina, o el láser. Según Figueroa, la combinación de opciones médicas y quirúrgicas actuales ofrece resultados eficaces, especialmente cuando se aplican a tiempo.