MADRID 23 Ene. (EUROPA PRESS) -
Restringir las calorías de la dieta realmente favorece una vida más larga y saludable, como acaba de demostrar una investigación con monos rhesus, con que se resuelve una de las incógnitas más controvertidas en la investigación del envejecimiento.
En esta investigación han colaborado dos equipos de investigación en competencia --uno de la Universidad de Wisconsin-Madison (UW-Madison) y otro del Instituto Nacional sobre el Envejecimiento (NIA, por sus siglas en inglés), en Estados Unidos, cuyas conclusiones se han publicado en la revista 'Nature Communications'.
En 2009, el equipo de estudio de UW-Madison reportó beneficios significativos en la supervivencia y la reducción del cáncer, las enfermedades cardiovasculares y la resistencia a la insulina en el caso de los monos que comían menos que sus compañeros. Sin embargo, en 2012, el equipo del estudio de NIA informó de que no había ninguna mejora significativa en la supervivencia, pero sí encontró una tendencia hacia mejoras en la salud.
"Estos resultados contradictorios habían arrojado una sombra de duda sobre la posibilidad de traducir el paradigma de restricción calórica como un medio para entender el envejecimiento y qué crea la vulnerabilidad a la enfermedad relacionada con la edad", dice Anderson, uno de los autores correspondientes del informe. Trabajando juntos, los laboratorios competidores analizaron datos reunidos durante muchos años, entre ellos datos de casi 200 monos de ambos estudios.
EDAD, DIETA Y SEXO, CLAVES PARA LOS BENEFICIOS DE RESTRICCIÓN CALÓRICA
Ahora, los científicos creen que saben por qué sus análisis mostraron resultados diferentes. En primer lugar, se restringió la dieta de los animales de los dos estudios a diferentes edades. El análisis comparativo revela que comer menos es beneficioso en primates adultos y mayores, pero no es para los animales más jóvenes. Esto es una gran divergencia con estudios previos en roedores, en los que empezar a una edad temprana es mejor a la hora de conseguir los beneficios de una dieta baja en calorías.
En segundo lugar, en el grupo de monos mayores de NIA, los monos control comieron menos que el grupo de control de Wisconsin y esta menor ingesta de alimentos se asoció con una mejor supervivencia en comparación con los controles de Wisconsin. La falta de diferencias en la supervivencia entre los grupos de control y con restricción calórica de los monos de edad más avanzada en el NIA se observa como una diferencia beneficiosa en comparación con los datos de UW-Madison: parece que pequeñas diferencias en la ingesta de alimentos en los primates podrían afectar significativamente al envejecimiento y la salud.
En tercer lugar, la composición de la dieta era sustancialmente diferente entre los estudios. Los monos de NIA tomaron alimentos de origen natural y los monos de UW-Madison, parte de la colonia en el Centro Nacional de Investigación de Primates de Wisconsin, comieron alimentos procesados con mayor contenido de azúcar. Los animales de control de UW-Madison eran más grasos que los monos control en NIA, lo que indica sin restricción de ingesta de alimentos, lo que se come puede comer marca una gran diferencia para la masa grasa y la composición corporal.
Finalmente, el equipo identificó diferencias claves entre los sexos en la relación entre la dieta, adiposidad (grasa) y sensibilidad a la insulina, donde las hembras parecen ser menos vulnerables a los efectos adversos de la adiposidad que los hombres. Esta nueva percepción parece ser particularmente importante en los primates y probablemente es traducible a los seres humanos.
El resultado del informe es que la restricción calórica parece afectar al envejecimiento. Sin embargo, en el caso de los primates, debe tenerse en cuenta la edad, la dieta y el sexo deben para determinar exactamente los beneficios completos de una menor ingesta calórica.