MADRID, 18 Ene. (EUROPA PRESS) -
La restauración del ritmo circadiano del cortisol puede ser relevante para mejorar el tratamiento del síndrome de Cushing(SC), ya que se ha evidenciado que la normalización del ritmo se asocia a una mejoría clínica significativa, especialmente de parámetros metabólicos y cardiovasculares.
Así se ha puesto de manifiesto durante el simposio 'Al compás del cortisol. La importancia de restaurar el ritmo circadiano en el síndrome de Cushing', patrocinado por HRA Pharma Rare Diseases, durante el 62 Congreso de la Sociedad Española de Endocrinología y Nutrición (SEEN).
Los expertos han manifestado que la terapia farmacológica ha demostrado ser una opción válida para pacientes que no pueden ser sometidos a cirugía. Además, han añadido que el objetivo del tratamiento es normalizar los niveles de cortisol, dado que el
hipercortisolismo genera múltiples trastornos metabólicos
(hipertensión arterial, obesidad central, dislipidemia, resistencia a la insulina, alteraciones del metabolismo de la glucosa) que se traducen en un riesgo aumentado de infarto de miocardio, ictus o tromboembolismo venoso.
Concretamente, la doctora Susan Webb, del servicio de Endocrinología del Hospital de Sant Pau de Barcelona, ha explicado que el ritmo circadiano del cortisol muestra valores máximos a primera hora de la mañana, picos intermedios durante el día que pueden responder a la ingesta y un nadir hacia medianoche, tras el que vuelve a incrementarse el nivel de madrugada.
"Este ritmo diario del cortisol plasmático es un potente modulador de múltiples procesos fisiológicos y psicológicos, aunque su importancia funcional es todavía poco conocida", ha valorado.
En la población general, tal y como se ha detallado en el simposio, se ha constatado gráficas más planas del ritmo de cortisol, con pendientes diurnas menores y menos picos, lo que se asocia a peores índices de salud, en especial en indicadores pro-inflamatorios y de enfermedades inmunológicas pero también de cáncer, depresión, fatiga y adiposidad/obesidad.
En los pacientes con SC, las curvas diurnas carecen del ritmo normal del cortisol normal, con valores vespertinos y nocturnos marcadamente más elevados. "Se ha visto que el tratamiento del SC con inhibidores de la esteroidogénesis, que inhiben la secreción de
cortisol por las glándulas suprarrenales, consigue normalizar el cortisol urinario de 24 horas, reducir o incluso normalizar el cortisol matinal, pero es prácticamente imposible restablecer
el cortisol vespertino", ha señalado Webb.
NORMALIZAR EL CORTISOL SALIVAL NOCTURNO
Asimismo, los expertos han coincidido en que normalizar el cortisol libre urinario (CLU) con inhibidores de la esteroidogénesis puede ser insuficiente porque consideran que se debe lograr un control simultáneo del cortisol en orina de 24 horas y del cortisol salival nocturno(CSN).
Entre las propuestas para maximizar la eficacia de los tratamientos, los expertos han sugerido una modificación de los regímenes posológicos para un mejor control. "Ya sea aumentando la frecuencia de las tomas y distribuyendo las dosis según los resultados de múltiples mediciones del CSN o administrando de entrada la dosis más elevada del fármaco por la noche, probablemente una estrategia que vale la pena adoptar", ha propuesto la doctora Elena Valassi, endocrinóloga del Hospital General de Catalunya e investigadora en el Hospital de Sant Pau de Barcelona.
De hecho, los expertos han reiterado la importancia de normalizar el cortisol salival nocturno, ya que en un estudio prospectivo a 10 años se ha descrito un mayor riesgo de desarrollar diabetes en pacientes con CSN elevado, así como de mortalidad cardiovascular o por cualquier causa en pacientes que presentan curvas más aplanadas del ritmo circadiano.
Además, en el reducido número de pacientes en los que se consigue normalizar el cortisol tanto en orina como en saliva, se ha observado una mejora del perfil metabólico y cardiovascular, con reducciones significativas no sólo de la presión arterial y del peso, sino también de los niveles de interleucina-6 (IL-6), un importante factor pro-inflamatorio.