MADRID, 9 Ene. (EUROPA PRESS) -
Si el estado de alerta y el tiempo de reacción oscilan más de lo habitual, es posible que esa persona corra más riesgo de contraer una enfermedad vírica, según un experimento dirigido por investigadores de la Universidad de Michigan en estrecha colaboración con investigadores de la Facultad de Medicina de la Universidad de Duke y la Universidad de Virginia (Estados Unidos).
"Todos sabemos que si estamos estresados o no hemos dormido lo suficiente, eso nos predispone a tener un sistema inmunitario menos resistente. Este es el primer estudio de exposición en humanos que demuestra que el rendimiento cognitivo antes de la exposición a un virus respiratorio puede predecir la gravedad de la infección", ha comentado Alfred Hero, autor del estudio, que se ha publicado en la revista científica 'Scientific Reports'.
Las variaciones sutiles en el rendimiento cognitivo cotidiano pueden señalar cambios en estados cerebrales que se sabe que aumentan el riesgo de enfermedad, como el estrés, la fatiga y el sueño deficiente.
El equipo quería medir la función cognitiva y explorar si era predictiva del rendimiento inmunitario tras la exposición a un virus respiratorio. La variabilidad cognitiva, medida con un autodiagnóstico digital casero, resultó ser muy predictiva.
El equipo estudió una cohorte de 18 voluntarios sanos que realizaron pruebas de rendimiento cerebral tres veces al día durante tres días y luego fueron expuestos a un virus del resfriado conocido como rinovirus humano.
El programa informático proporcionó 18 medidas de la función cognitiva, como el tiempo de reacción, la atención y el cambio rápido entre números y símbolos, que se combinaron para obtener un índice de variabilidad.
"Al principio, no descubrimos que la función cognitiva tuviera una asociación significativa con la susceptibilidad a la enfermedad porque utilizábamos las puntuaciones brutas. Pero más tarde, cuando analizamos los cambios a lo largo del tiempo, descubrimos que la variación de la función cognitiva está estrechamente relacionada con la inmunidad y la susceptibilidad", ha explicado Yaya Zhai, primera autora del estudio.
El equipo evaluó la propagación del virus utilizando una solución salina para lavar las fosas nasales de los participantes. Determinaron la presencia de infección vírica y la cantidad de virus en el líquido cultivando el virus en un cultivo celular. En cuanto a los síntomas, el equipo utilizó la puntuación de Jackson, en la que los participantes se calificaron a sí mismos de uno a tres en ocho síntomas comunes del resfriado.
"Se trata de una observación interesante en un estudio relativamente pequeño. Espero que haya oportunidad de confirmar estos hallazgos en un estudio más amplio y definitivo", ha detallado Ronald Turner, que dirigió el experimento.
El equipo es optimista en cuanto a que el uso de teléfonos inteligentes podría ayudar a identificar momentos de mayor susceptibilidad a la enfermedad, controlando indicadores cognitivos como la velocidad y la precisión al teclear, así como el tiempo que el usuario pasa durmiendo.
El experimento también descubrió algunos marcadores genéticos que podrían indicar una función inmunitaria reducida, que el equipo podría explorar más a fondo en futuros estudios.