MURCIA, 28 Dic. (EUROPA PRESS) -
Si las relaciones con la familia no son buenas, las fiestas navideñas pueden convertirse en una pesadilla ya que los compromisos familiares son más comunes de lo habitual. Sin embargo, el especialista en Psicología Clínica, Eladio Rosique, aconseja prepararse de antemano y convertir estos encuentros en una oportunidad constructiva.
"Podríamos decir que, al margen de creencias religiosas, la Navidad es la fiesta de las relaciones familiares y de amistad", explica Rosique a Europa Press, "normalmente pensamos que son fiestas duras y difíciles para las personas que echan de menos a un familiar ausente, pero también son difíciles cuando las relaciones no son buenas y pueden ser incluso conflictivas".
En primer lugar, recomienda prepararse de antemano para intentar convertir las reuniones en "una oportunidad constructiva" pues "cuando nos llevamos mal con alguien solemos tener un pensamiento que argumenta permanentemente la razones por las que sentirnos agraviados molestos o enfadados con esa persona".
Es lo que toda la vida se ha denominado "cargarse de razones", sin embargo, ha destacado, "pocas veces intentamos decidir cuál es la mejor forma de salir de esa situación".
Si argumentamos que la relación es mala porque la otra persona tiene una actitud negativa hacia nosotros "no nos somos conscientes de que estamos perdiendo el control de la situación", ha acentuado, "nos situamos como sujetos pasivos, como si no tuviéramos nada que decidir, siendo otra persona la que decidirá si hay mejor o peor relación".
Sin embargo, sostiene Rosique, "también puedo cargarme de razones positivas y decidir de antemano qué gestos voy a hacer con respecto a esa persona para intentar cambiar el cariz de la situación".
No estoy tan pendiente de lo que hace la otra persona sino de qué voy a hacer yo, de hecho, "eso es lo único que realmente puedo controlar y que depende de mí". "Se sale muy satisfecho de una reunión familiar donde yo he puesto de mi parte para que la relación funcione, cuando yo he sido parte del conflicto uno sale de esa misma reunión malhumorado y con una sensación de tener que justificar mi reacción", añade.
En segundo lugar, es un momento perfecto para acercarnos a la persona con la que tenemos el problema haciendo una declaración de intenciones positiva. A su juicio, hay que tener en cuenta que es una época en la que se agasaja a la gente que tenemos alrededor y ésta puede ser una buena carta de presentación.
"Se hace complicado rechazar a alguien que te está ofreciendo un presente. No se trata de regalar cosas costosas, sino de pensar que puede hacerle ilusión a esa persona en intentar hacer un presente con contenido personal", ha explicado a Europa Press.
En tercer lugar, hay que sentar las bases de un futuro diálogo, ha señalado el especialista, "no se trata de hacer como si no hubiera pasado nada o de solucionar todas las diferencias que puedan haber, sino de crear condiciones para una futura negociación".
GENERAR UNA INERCIA POSITIVA
Por lo tanto, en estas fiestas "no debemos intentar entrar en profundidad de los problemas que nos hayan podido separar sino de generar una inercia positiva". Más adelante se hablará de cómo solucionar las diferencias.
Y si la persona con la que no me llevo especialmente bien no es de mi familia carnal sino mi familia política, anima a considerar a la familia de mi pareja como una acto de amor. "No son personas que yo haya elegido para relacionarme, pero son seres queridos para mi pareja y, sólo por esta razón, ya merece el esfuerzo", subraya.
Pues, ha resaltado, "son unas fechas especialmente propicias para enseñar a los niños la importancia de las relaciones familiares, para fortalecer vínculos, para aceptar las diferencias, para presenciar reconciliaciones".
"Los problemas son siempre el camino de la mejora pero tenemos que trabajar en nuestro interior para ello", preguntándose uno mismo "qué pienso hacer yo para mejorar esta situación".