MADRID, 20 Feb. (EUROPA PRESS) -
Un ensayo clínico dirigido por el Instituto George para la Salud Global, en Australia, ha demostrado la seguridad y el beneficio potencial de una estrategia para controlar de manera más intensiva la presión arterial en pacientes que reciben tratamiento de "disolución de coagulación" para el accidente cerebrovascular isquémico agudo.
Los científicos descubrieron que los pacientes con accidente cerebrovascular que recibieron una reducción intensa de la presión arterial registraban significativamente menos probabilidades de sufrir hemorragias en el cerebro, un efecto secundario asociado con las personas que reciben tratamiento con terapias para eliminar coágulos conocidas como trombolisis.
El estudio, que involucró a más de 2.000 pacientes de 110 hospitales en 15 países desde 2013 hasta 2018, ha resuelto gran parte de la controversia que rodea el papel de la reducción de la presión arterial en esta afección crítica para demostrar que el tratamiento es seguro y reduce el riesgo de hemorragia grave en el cerebro, que es el principal efecto secundario potencial de los tratamientos que eliminan los coágulos.
Los investigadores evaluaron si la disminución de la presión arterial sistólica (el número más alto en una lectura de presión arterial) a menos de 140 milímetros de mercurio (mm Hg) podría reducir la discapacidad posterior al accidente cerebrovascular y disminuir de manera segura el riesgo de sangrado en el cerebro que al reducir la presión sistólica al objetivo estándar recomendado de menos de 180 mm Hg durante tres días.
Los hallazgos se presentan simultáneamente en la Conferencia Internacional de Apoplejía de la Asociación Americana del Corazón (AHA)/Asociación Americana de Apoplejía (ASA) y se publican en 'The Lancet'.
RIESGO DE SANGRADO GRAVE TRAS LA TERAPIA ANTICOAGULANTE
La mayoría de los accidentes cerebrovasculares son isquémicos y se producen debido a un bloqueo repentino de un vaso sanguíneo en el cerebro. El fármaco anticoagulante, alteplasa (o tPA) y/o inserción de un pequeño dispositivo mecánico en el vaso sanguíneo, a menudo denominado "terapia de reperfusión" para eliminar el bloqueo que causa el coágulo, son tratamientos comprobados para el accidente cerebrovascular isquémico agudo.
A pesar de que estos tratamientos tienen un pequeño riesgo de sangrado grave, se ha demostrado que reducen el daño cerebral generado por un accidente cerebrovascular isquémico, siempre que se administren pronto después del inicio de los síntomas en pacientes cuidadosamente seleccionados.
El investigador principal del estudio, el profesor Craig Anderson, director ejecutivo de 'George Institute', apunta: "Ha habido mucho debate sobre si los beneficios se compensan con los daños potenciales de la disminución intensa de la presión arterial temprano después del inicio del accidente cerebrovascular isquémico agudo. Este estudio ahora muestra claramente que el control de la presión arterial más intensivo que el recomendado actualmente tiene el potencial de hacer que el tratamiento de la trombolisis sea más seguro, al reducir el riesgo de sangrado grave en el cerebro".
Entre los resultados clave del estudio, cabe destacar que el nivel de discapacidad a los 90 días no difirió entre los grupos de pacientes asignados al tratamiento intensivo y estándar de la presión arterial y significativamente menos pacientes tuvieron un sangrado cerebral después de un tratamiento intensivo en comparación con el tratamiento estándar de la presión arterial.
El sangrado grande y grave en el cerebro fue menor con una disminución intensa de la presión arterial y no se identificaron daños por el descenso intenso de la presión arterial. Se requiere más investigación para comprender mejor por qué la reducción del riesgo de sangrado en el cerebro no se tradujo en un mejor resultado general para los pacientes.