MADRID, 5 Sep. (EUROPA PRESS) -
Tras el verano, la piel suele estar más deshidratada y suelen aparecer manchas o arrugas finas, por lo que la doctora María Ortiz, responsable de la Unidad de Medicina Estética del Hospital Quirónsalud Málaga, recomienda algunos tratamientos como la mesoterapia, 'peelings' químicos o luz pulsada intensa tras el verano.
En concreto, la mesoterapia facial con ácido hialurónico y vitaminas "aporta una gran dosis de hidratación a esas células castigadas por el sol". Por otro lado, los 'peelings' químicos ayudarán a "pelar" la piel que se ha engrosado por el efecto de la radiación ultravioleta, "consiguiendo así una piel más sana y limpia", detalla la experta.
Asimismo, también recomienda la luz pulsada intensa para tratar y eliminar los léntigos solares (o manchas benignas de la piel) que hayan podido aparecer por la estimulación de la melanina.
Con todo, según la experta, para prevenir todos los efectos nocivos de la radiación solar en la piel, es "imprescindible" una adecuada protección solar, no solo durante los meses de verano, sino durante todo el año, convirtiéndose "en una rutina" para evitar los efectos indeseados", según la doctora.
Con todo, en verano se pueden añadir algunos refuerzos, como protección solar oral. "Pero hay que tomar medidas preventivas y protectoras todo el año", insiste la doctora, como son el uso de los fotoprotectores físicos (gorras, sombreros y gafas), y químicos (cremas solares de factor 30, como mínimo, y de +50 en cara y cuello).
"Obviar estas medidas acelera la oxidación y deshidratación de la piel y contribuye a que las marcas de expresión aparezcan cuanto antes para quedarse", apunta Ortiz.
LA FOTOEXPOSICIÓN, UNO DE LOS PRINCIPALES FACTORES DEL ENVEJECIMIENTO
Tal y como recuerda, la fotoexposición es uno de los principales factores del envejecimiento cutáneo prematuro, ya que la acción de los rayos UVA y UVB acelera el engrosamiento de la capa córnea (la más externa) de la epidermis, favoreciendo la formación de manchas y arrugas tempranas; queratosis actínicas (manchas ásperas en la capa superior de la piel que se presentan después de años de exposición al sol); así como la aparición de cáncer de piel en los casos más graves en los que no se usa una adecuada protección.
La piel busca mecanismos de defensa ante los daños en las fibras de colágeno por la luz ultravioleta, que causa una producción excesiva de fibras de elastina anormales. "En respuesta, la piel intenta mejorar esta situación, provocando la formación de fibras denominadas cicatrices solares, que generan arrugas y depresiones cutáneas", concluye.