MADRID, 27 Jun. (EUROPA PRESS) -
Los médicos que trabajan con atletas universitarios de élite y cadetes militares deben ser conscientes de la asociación entre un índice de masa corporal (IMC) más alto y una peor recuperación de una conmoción cerebral, sugiere una nueva investigación de la Facultad de Medicina de la Universidad de Pittsburgh (Estados Unidos) publicada en 'Sports Medicine'.
El estudio encontró que los atletas y cadetes con un IMC igual o superior a 30 tenían biomarcadores inflamatorios aumentados, síntomas de conmoción cerebral más graves y peor cognición después de una conmoción cerebral que aquellos con un IMC más bajo.
Estos hallazgos respaldan investigaciones previas que indican que la obesidad se correlaciona con una mayor respuesta inflamatoria en pacientes que acuden a urgencias con una lesión cerebral traumática leve. El nuevo artículo sugiere que la misma asociación también se observa en personas que hacen ejercicio de forma regular e intensa, lo que subraya la importancia de considerar maneras de minimizar la inflamación posconmoción cerebral, mediante cambios en la dieta o ejercicio aeróbico, para facilitar la recuperación.
"La grasa corporal es esencial para la salud y el funcionamiento general, pero un exceso de grasa puede predisponer a las personas a niveles más altos de inflamación crónica, incluso en deportistas", comenta el autor principal, el doctor Shawn Eagle, profesor asistente de investigación de neurocirugía en Pitt. "Un IMC superior a 30 es un factor de riesgo que influye en la inflamación postraumática, lo que, a su vez, afecta la recuperación de una conmoción cerebral".
A pesar de sus limitaciones, el IMC sigue siendo una herramienta útil para evaluar la obesidad: un informe reciente mostró que más del 98% de los adultos en los Estados Unidos que cumplían los criterios de obesidad solo por el IMC también tenían exceso de grasa medido con métodos más precisos para evaluar la composición corporal, como la exploración DEXA de cuerpo entero.
Para medir los efectos de la obesidad en la recuperación de una conmoción cerebral, Eagle y su equipo analizaron datos recopilados en el marco del Consorcio de Evaluación, Investigación y Educación sobre Conmociones Cerebrales (CARE), una colaboración entre la Asociación Nacional de Atletismo Universitario (NCAA) y el Departamento de Defensa de los Estados Unidos (DOD). La cohorte de CARE incluyó a más de 3000 personas de 30 instituciones académicas y militares de todo el país.
A diferencia de investigaciones anteriores, el nuevo estudio analizó biomarcadores sanguíneos inflamatorios recolectados repetidamente, puntajes de salud psicológica, gravedad de los síntomas de conmoción cerebral y rendimiento cognitivo antes de la lesión, así como durante todo el proceso de recuperación, hasta que las personas recibieron autorización para volver a jugar o participar en el entrenamiento militar.
Los investigadores subrayan que sus hallazgos no significan que los atletas que tienen exceso de grasa necesiten perderla, sino que la composición corporal debe considerarse al determinar el mejor protocolo de recuperación después de una conmoción cerebral.
"Otros grupos, incluyendo a nuestros colegas del Programa de Conmociones Cerebrales de Medicina Deportiva de UPMC, destacaron que los antecedentes de migrañas, ansiedad y depresión, o trastornos del sueño, afectan la recuperación de una conmoción cerebral", matiza Eagle. "Nuestro trabajo busca comprender cómo la salud sistémica previa a la lesión podría influir en la recuperación".
Como próximo paso en su investigación, Eagle y su equipo planean analizar si la distribución de la grasa corporal, como la grasa visceral alrededor de la región del estómago, está asociada con una respuesta inflamatoria elevada y resultados de salud después de un traumatismo cerebral.