MADRID, 14 Oct. (EUROPA PRESS) -
La recuperación del duelo es un proceso lento y difícil para las familias de las víctimas del terrorismo, según han comprobado un equipo de investigadores de la Universidad de Bergen (Noruega), en un estudio publicado en la revista 'Frontiers in Psychiatry'.
El duelo es una reacción natural a la muerte de un ser querido, pero en casos de pérdida trágica o inesperada, esa tristeza puede extenderse, afectando el funcionamiento del día a día y reduciendo la calidad de vida.
El trastorno de duelo prolongado (DGP) es una afección caracterizada por un intenso anhelo por el difunto y por un dolor emocional severo y persistente. En este sentido, los expertos han observado que las personas que pierden familiares o amigos cercanos a causa del terrorismo tienen un riesgo particularmente alto de desarrollar DGP.
Para comprender mejor las reacciones de duelo a lo largo del tiempo, los investigadores analizaron los efectos de los ataques terroristas de 2011 en Noruega, en los que un terrorista de extrema derecha nacido en Noruega mató a 8 personas en la explosión de un coche bomba en Oslo, luego disparó y mató a 69 personas en Isla Utoya, la mayoría de los cuales eran adolescentes.
Evaluaron el dolor en los padres y hermanos de los asesinados 18 meses, 28 meses y 40 meses después de los ataques, descubriendo que las trayectorias de duelo se podían clasificar en tres pistas diferentes: aquellos que tenían un nivel moderado de duelo 18 meses después del ataque, que disminuyó en 28 meses y luego se estabilizó; aquellos que tenían un alto nivel de duelo, que disminuyó lentamente tanto a los 28 como a los 40 meses; y aquellos que tenían un alto nivel de duelo que permanecía crónico.
Casi el 80 por ciento de los participantes del estudio experimentaron un alto nivel de dolor y no se recuperaron (13%) o se recuperaron lentamente (64%). Luchar con pensamientos intrusivos de la muerte parece ser un factor común que podría explicar esto, ya que se sabe que la combinación de reacciones traumáticas y dolor retrasa la recuperación.
Si bien el estudio tuvo una tasa de respuesta bastante buena (de los 208 miembros de la familia a los que los investigadores se acercaron, casi el 60% respondió), el conocimiento es limitado sobre cómo se las arreglan los que no respondieron.
"Necesitamos acercarnos a los afligidos por el terror para ofrecer ayuda, tanto al principio de un ataque, pero particularmente a lo largo del tiempo cuando se reduce el apoyo social. La recuperación es un camino largo, pero con una mejor comprensión de cómo se manifiesta el duelo con el tiempo, es posible una mejor atención", han zanjado los investigadores.