MADRID 1 Mar. (EUROPA PRESS) -
El hecho de que un recién nacido o un niño sea abandonado o sufra aislamiento en periodos críticos de su infancia influye en la maduración de los oligodendrocitos --células responsables de la producción de mielina en el sistema nervioso central--, según recoge el último artículo de la Red Informal de Documentación sobre la Salud Psicosocial de la Familia, realizado por la doctora Rosa María Fernández, profesora titular del área de Psicobiología de la Universidad de La Coruña.
El artículo está basado en las conclusiones de una investigación realizada por el equipo del doctor Gabriel Corfas, del 'Boston Children's Hospital', perteneciente a la Universidad de Harvard (Estados Unidos).
Así, el abandono, en periodos críticos del desarrollo, provoca la pérdida de mielina en las regiones pre frontales del cerebro del niño, regiones que más tarde la persona necesitará para poder aprender. De esta forma, un cerebro con menos mielina, hace que las neuronas trabajen a otro ritmo.
El estudio realizado por Corfas y su equipo expone que el aislamiento social temprano ocasiona disfunción cognitiva y conductual en los adultos, que se relaciona con alteraciones en la sustancia blanca.
Dicho estudio demostró que cuando los ratones de una camada eran aislados dos semanas justo después del destete --período crítico del desarrollo--, en una caja con comida y bebida suficientes, pero en condiciones de aislamiento, las crías mostraban alteraciones de la mielinización en una zona concreta del cerebro llamada corteza prefrontal.
La corteza prefrontal, situada detrás de lo que conocemos como frente, está involucrada en la planificación, en la expresión de la personalidad, en la toma de decisiones y en la adecuación del comportamiento social en cada momento.
La investigación del equipo de Corfas demuestra que el aislamiento social durante un periodo crítico de dos semanas después del destete en ratones altera la morfología de los oligodendrocitos en el córtex medial prefrontal, la mielinización y el comportamiento mediado por esta región cerebral. Este efecto persiste incluso cuando los ratones aislados se reexponen a las interacciones sociales, es decir, cuando se vuelven a introducir a la camada.
La principal conclusión de este estudio es que es "urgente" y "necesario" aumentar la especialización de los profesionales, que atienden a los niños y niñas afectados por deprivación temprana o maltrato, para que sean capaces de identificar los comportamientos y las consecuencias provocadas por esta situación, con el fin de evitar diagnósticos erróneos.