MADRID, 30 Nov. (EUROPA PRESS) -
Un nuevo estudio ha comprobado que los recién nacidos pueden encontrarse en peligro debido a las bacterias que portan las madres, según publican los investigadores en la revista 'Nature Microbiology'. El 'Streptococcus agalactiae', conocido como estreptococo del grupo B (EGB), está presente en el tracto genital de una de cada cinco mujeres.
Investigaciones anteriores del equipo de la Universidad de Cambridge y el Rosie Hospital, Cambridge University Hospitals NHS Foundation Trust, en Reino Unido, identificaron el GBS en la placenta de alrededor del 5% de las mujeres antes del inicio del parto. Aunque puede tratarse con antibióticos, a menos que se sometan a pruebas de detección, las mujeres no sabrán que son portadoras.
El EGB puede causar sepsis, una reacción potencialmente mortal a una infección, en el recién nacido. En todo el mundo, el SGB es responsable de unos 50.000 mortinatos y hasta 100.000 muertes infantiles al año.
El equipo analizó la relación entre la presencia de EGB en la placenta y el riesgo de ingreso del bebé en una unidad neonatal. Los investigadores volvieron a analizar los datos disponibles de su estudio anterior sobre 436 lactantes nacidos a término, y confirmaron sus hallazgos en una segunda cohorte de 925 embarazos.
A partir de su análisis, los investigadores estiman que el SGB placentario se asoció a un riesgo entre dos y tres veces mayor de ingreso en la unidad neonatal, con uno de cada 200 bebés ingresados con sepsis asociada al SGB, casi 10 veces la estimación anterior. La evaluación clínica de estos bebés mediante las pruebas diagnósticas actuales identificó el SGB en menos de uno de cada cinco de estos casos.
En Estados Unidos, todas las mujeres embarazadas son sometidas a pruebas de detección del SGB y tratadas con antibióticos si dan positivo. En el Reino Unido, las mujeres que dan positivo en las pruebas de detección del SGB también son tratadas con antibióticos; sin embargo, sólo una minoría de las mujeres embarazadas se someten a las pruebas de detección del SGB, ya que en el Reino Unido el enfoque consiste en obtener muestras sólo de las mujeres que sufren complicaciones, o con otros factores de riesgo.
Hay una serie de razones por las que las mujeres en el Reino Unido no se someten a cribado, incluyendo el hecho de que la detección de EGB en la madre no siempre es sencilla y sólo una pequeña minoría de los bebés expuestos a las bacterias se cree que se enferman. Actualmente se está llevando a cabo en el Reino Unido un ensayo controlado aleatorizado de detección del SGB para el tratamiento con antibióticos.
La doctora Francesca Gaccioli, del Departamento de Obstetricia y Ginecología de la Universidad de Cambridge, advierte de que "en el Reino Unido tradicionalmente no se ha cribado a las madres para detectar el SGB, pero estos hallazgos -que un número significativamente mayor de recién nacidos ingresan en la unidad neonatal como consecuencia de una sepsis relacionada con el SGB de lo que se pensaba- cambian profundamente el balance riesgo/beneficio del cribado universal".
Para mejorar la detección, los investigadores han desarrollado una prueba PCR ultrasensible, que amplifica cantidades minúsculas de ADN o ARN de una muestra sospechosa para comprobar la presencia de EGB. Han solicitado la patente de esta prueba a Cambridge Enterprise, la rama de transferencia de tecnología de la Universidad de Cambridge.
El profesor Gordon Smith, Jefe de Obstetricia y Ginecología de la Universidad de Cambridge, destaca que, "gracias a esta nueva prueba, ahora nos damos cuenta de que los casos de SGB detectados clínicamente pueden representar la punta del iceberg de las complicaciones derivadas de esta infección. Esperamos que la prueba ultrasensible desarrollada por nuestro equipo pueda dar lugar a pruebas viables en el punto de atención para informar sobre la atención neonatal inmediata", añade.
Cuando los investigadores analizaron el suero de los cordones umbilicales de los bebés, descubrieron que más de un tercio presentaba niveles muy elevados de varias citocinas, proteínas mensajeras liberadas por el sistema inmunitario. Esto sugiere que la llamada "tormenta de citocinas" -una respuesta inmunitaria extrema que causa daños colaterales al huésped- estaba detrás del mayor riesgo de enfermedad.